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Mt 8, 1-4 - Señor, si quieres puedes purificarme

Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: “Señor, si quieres, puedes purificarme”. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”. Y al instante quedó purificado de su lepra. Jesús le dijo: “No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio”.
Mt 8, 1-4

Mt 16, 13-19 - Tú eres piedra...

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.
Mt 16, 13-19

María; Eres refugio en medio de la tormenta...

María; 
Eres refugio en medio de la tormenta
Luz, en medio del cortocircuito de muchos días
Claridad, cuando la confusión
sale a nuestro encuentro

María;
Eres hombro en el que merece la pena llorar
Eres hombro sobre el que se puede apoyar
Eres hombro cuando fallamos las personas
Eres hombro cuando se lucha contra el hambre

María;
No dejes de ofrecer el hombro a tu pueblo
Sin El, nos costaría más levantarnos
Menos, el apartarnos de Dios
Mas, el orientarnos hacia el cielo
Menos, vivir como quien no vive en la tierra

María;
Eres hombro para el que busca a Dios
Eres hombro para el que cree en Jesús
Eres hombro para el que ama
Eres hombro para el que espera
Eres hombro para el que te reza
Eres hombro para el que te canta
Amén

Mt 7, 15-20 - Por sus frutos los conocerán

Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
Mt 7, 15-20

Gracias por todo, Madre,...

Gracias por todo, Madre,
todo te lo agradezco de corazón,
y quiero atarme a ti
con amor entrañable.
¡Qué hubiese sido de nosotros sin ti,
sin tu cuidado maternal!
Gracias porque nos salvaste
en grandes necesidades;
gracias porque con amor fiel
nos encadenaste a ti.
Quiero ofrecerte eterna gratitud
y consagrarme a ti con indiviso amor.
Amén.

Mt 7, 6. 12-14 - Es angosta la puerta...

Jesús dijo a sus discípulos: "No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran".
Mt 7, 6. 12-14

Madre del Redentor, Virgen fecunda,...

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, 
estrella del mar,
ven a librar al pueblo
que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración del cielo y de la tierra,
engendraste a tu mismo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros.
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa;
entre todas la más bella;
salve graciosa doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

Mt 7, 1-5 - No juzguen...

Jesús dijo a sus discípulos: "No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes. ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Deja que te saque la paja de tu ojo”, si hay una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano".
Mt 7, 1-5

¡Gracias María por estar ahí!

¡Gracias María por estar ahí!
Por compartir mis alegrías y mis penas
Por seguir, de cerca, todos mis caminos
¡Gracias, María, por animarme en mis caídas!
¡Gracias, María, por ser mi confidente y mi amiga!
¡Gracias, María, por ser mi Madre!
¡Gracias, María, por escucharme una y otra vez!
¡Gracias, María, por no olvidarme aunque yo te olvide!
¡Gracias, María, por hablarme cada día!
¡Gracias, María, por llevarme hasta Dios!
¡Gracias, María, por arrullarme en tus brazos!
¡Gracias, María, por enseñarme a amar a Jesús!
¡Gracias, María, por empujarme a fiarme del Señor!
Amén.

Mt 10, 26-33 - Tienen contados todos sus cabellos...

Jesús dijo a sus apóstoles: No teman a los hombres. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre de ustedes. También ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.
Mt 10, 26-33

Gracias, María:...

Gracias, María:
Porque nos has dado a Cristo.
Porque nos has dado a Dios.
Porque nos has dado el Amor.
Porque nos has dado la Misericordia.
Porque nos has dado la Justicia.
¡Porque nos has dado la Paz!

Gracias, María, por tu corazón bueno y disponible ...

Gracias, María, por tu corazón bueno y disponible 
Gracias, María, por tu corazón de ojos limpios y puros.
Gracias, María, por tu corazón sincero y transparente.
Gracias, María, por tu corazón claro y luminoso.
Gracias, María, por tu corazón sencillo y humilde.
Gracias, María, por tu corazón lleno de luz y de amor.
Gracias, María, por tu corazón abierto al infinito.
Gracias, María, por tu corazón joven; sencillamente joven.
Por eso te aclamamos y te alabamos.

Lc 1, 57-66. 80 - Su nombre es Juan

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”. Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados, y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Lc 1, 57-66. 80

Virgen María, Madre mía...

Virgen María, Madre mía
me consagro a tí y confío en tus manos toda mi existencia.
Acepta mi pasado con todo lo que fue.
Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.
Con esta total consagración
te confío cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo que he recibido de Dios.
Te confío mi inteligencia, mi voluntad, mi corazón.
Deposito en tus manos mi libertad; mis ansias y mis temores;
mis esperanzas y mis deseos; mis tristezas y mis alegrías.
Custodia mi vida y todos mis actos
para que le sea más fiel al Señor y con tu ayuda alcance la salvación.
Te confío ¡Oh María! mi cuerpo y mis sentidos
para que se conserven puros y me ayuden en el ejercicio de las virtudes.
Te confío mi alma para que Tú la preserves del mal.
Hazme partícipe de una santidad igual a la tuya:
Hazme conforme a Cristo, ideal de mi vida.
Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi juventud,
para que Tú me ayudes a no envejecer en la fe.
Te confío mi capacidad y deseos de amar,
enséñame y ayúdame a amar como Tú has amado
y como Jesús quiere que se ame.
Te confío mis incertidumbres y angustias,
para que en tu corazón yo encuentre seguridad, sostén y luz,
en cada instante de mi vida.
Con esta consagración me comprometo a imitar tu vida.
Acepto las renuncias y sacrificios que esta elección comporta,
y te prometo, con la gracia de Dios y con tu ayuda,
ser fiel al compromiso asumido.
Oh María, soberana de mi vida y de mi conducta
dispón de mí y de todo lo que me pertenece,
para que camine siempre junto al Señor bajo tu mirada de Madre.
¡Oh María! soy todo tuyo y todo lo que poseo te pertenece ahora y siempre.
Amén

(San Luis Maria Grignion de Montfort)

Mt 11, 25-30 - Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra

Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Mt 11, 25-30

Virgen María, Inmaculada....

Virgen María, Inmaculada. Madre llena de Amor. Elegida y querida por el Padre, llena del Espíritu Santo. Tú nos das a Jesús. Acudimos a ti, somos tus hijos, te miramos con amor. Te damos gracias por tu cercanía, por tu sencillez, por tu fortaleza. Acogemos en tus brazos, descansa nuestro corazón.

Mt 6, 7-15 - Padre nuestro que estás en el cielo...

Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes".
Mt 6, 7-15

Gracias por ser Santa María.

Gracias por ser Santa María.
Gracias por haberte abierto a la gracia, y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido en tu seno purísimo
a quien es la Vida y el Amor.
Gracias por haber mantenido tu "Hágase" a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos
y vividos.
Gracias por tu sencillez, por tu docilidad, por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha, por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad, y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza entre sí y que Dios nos permite atisbar en Ti.
Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones, tu ternura, tus auxilios y orientaciones.
Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús y nuestra.
Amén.

Mt 6, 1-6. 16-18 - Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hom­bres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ningu­na recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como ha­cen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honra­dos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recom­pensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recom­pensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayu­nan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secre­to, te recompensará".
Mt 6, 1-6. 16-18

Quiero darte gracias, Virgen María, ...

Quiero darte gracias, Virgen María, 
por tenerme en tu regazo, 
por tenerme entre tus brazos 
y amarme y protegerme cada día. 
Tu espíritu de Madre bondadosa 
ilumina nuestra vida.
Sin pecado concebida
Tú eres, Reina Misericordiosa.
Madre de Dios, hágase tu voluntad,
danos fe, paz y cariño
como distes Tú a tu Niño,
y que venga a nosotros tu humildad.
Madre mía, en lo alto del cielo
tienes todas las virtudes,
y hasta nosotros acudes
cuando necesitamos tu consuelo.
¡Oh Madre piadosa, Virgen María!,
gran ejemplo de dolor,
queremos sentir tu amor
y tener siempre tu compañía.

Mt 5, 43-48 - Amen a sus enemigos

Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes han oído que se dijo: 'Amarás a tu prójimo' y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores, así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo".
Mt 5, 43-48

María, en mi corazón hay siempre sitio para ti

María, en mi corazón hay siempre sitio para ti. Mi barca es frágil y puede naufragar ante las olas impetuosas de este mundo. Mas sé que, estando siempre a tu lado, me ayudas a evitar los peligros. Tú vas siempre en mi barca, eres la capitana, me guías a buenos puertos en los que luce el faro de la esperanza, la luz de tu Hijo amado, al que me dirijo en todas mis acciones. Perdona si alguna vez quiero ir a mi aire y se me olvida contar contigo.

Mt 5, 38-42 - No hagan frente al que les hace mal

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Mt 5, 38-42

¡Dios te salve mujer y madre de misericordia!

¡Dios te salve
mujer y madre de misericordia!
Vida, esperanza, fortaleza nuestra.

¡Dios te salve!
A ti clamamos los hijos tuyos,
a ti te invocamos los que luchamos
en este valle en el que construimos el Reino.

Óyenos, Señora, compañera nuestra,
camina con nosotros
en nuestra andadura histórica
y en medio de nuestro esfuerzo
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu fe y amor comprometido.

¡Valiente! ¡Compasiva!
¡Silencio orante en la acción, María!
Lucha con nosotros, Santa Madre de Dios,
para hacer posibles hoy
las promesas de Jesucristo
como fruto de la gracia
y del trabajo de los hombres.

Jn 6, 51-58 - Yo soy el pan vivo bajado del cielo

Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. Los judíos discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente”.
Jn 6, 51-58

Desde todos los dolores de la vida

Desde todos los dolores de la vida
venimos a ti, Santa María de la Soledad,
Madre nuestra,
para encontrar en ti y en tus dolores
el consuelo y la fortaleza
de quien ha creído como creíste tú.

Míranos, Madre,
con tus ojos misericordiosos.
Mira nuestra soledad,
mira tanta soledad doliente,
mira a las viudas y a los huérfanos,
mira a las abandonadas,
mira a los pobres de este mundo.

Reúnenos en fraternidad
y haznos comprender; contemplando,
el misterio de su santa soledad:
amar es siempre perder para ganar,
y la cruz es la llave del gozo.
Amén.

Mt 5, 33-37 - Cuando ustedes digan "sí", que sea sí...

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: “No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor”. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Mt 5, 33-37

Bendita... porque creíste en la Palabra del Señor

Bendita...
porque creíste en la Palabra del Señor,
porque esperaste en sus promesas,
porque fuiste perfecta en el amor.
Bendita por tu caridad premurosa con Isabel,
por tu bondad materna en Belén,
por tu fortaleza en la persecución,
por tu perseverancia en la búsqueda de Jesús en el templo,
por tu vida sencilla en Nazaret,
por tu intercesión en Cana,
por tu presencia maternal junto a la cruz,
por tu fidelidad en la espera de la resurrección,
por tu oración asidua en Pentecostés.
Bendita eres por la gloria de tu Asunción a los cielos,
por tu maternal protección sobre la Iglesia,
por tu constante intercesión por toda la humanidad...

Mt 5, 27-32 - El que mira a una mujer deseándola...

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: “El que se divorcia de su mujer debe darle una declaración de divorcio”. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido comete adulterio.
Mt 5, 27-32

¡Inmaculada Virgen María!

¡Inmaculada Virgen María!
Luz radiante para el que está en camino.
Fuego ardiente que purifica el alma.
Brisa suave para todo corazón fatigado.
Esperanza del que sufre.
María, Arca de la Alianza;
medianera de todas las gracias
intercede por nosotros, tus hijos,
enséñanos a ser cada día más limpios,
más auténticos para que nuestros ojos
puedan ver y nuestros oídos puedan oír.
Amén
















Mt 5, 20-26 - Vete a reconciliarte con tu hermano...

Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se enoja contra su hermano merece ser conde­nado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta merece ser cas­tigado por el Tribunal. Y el que lo maldice merece el infierno. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entre­gue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Mt 5, 20-26

Alégrate María...

Alégrate María,
Inmaculada y Santa,
amada de Dios,
nueva Eva elegida,
cooperadora de la reconciliación.
Madre de Jesús y nuestra,
incansable auxilio de los pecadores,
maternal intercesora,
acuérdate siempre de este hijo tuyo.
Amén.

San Metodio

SAN METODIO
14 de junio

Nació en 790, en Syracus, la actual Siracusa, en Sicilia, Italia, en el seno de una familia muy pudiente.

San Metodio recibió una educación extraordinaria. Fue monje en la isla de Chio y más tarde abad, antes de ser llamado a Constantinopla por el patriarca San Nicéforo.

En esos años, el emperador de Oriente León V “El Armenio” inició una persecución iconoclasta. Era una época en que la Iglesia se debatía entre los partidarios de la adoración de imágenes y los que rechazaban el culto a las imágenes, llamados iconoclastas.

Cuando León el Armenio depuso al patriarca Nicéforo en 815, San Metodio viajó a Roma, donde se manifestó a favor de los iconos. Con la muerte de León V, cinco años después, el papa Pascual I envió a San Metodio otra vez a Constantinopla a entrevistarse con el nuevo emperador, Miguel II, en busca de diálogo y tolerancia.

Sin embargo, la embajada sólo desató la ira de Miguel, quien lo mandó azotar y encarcelar en la isla Antigoni, donde permaneció siete años, hasta la muerte del emperador. Éste fue sucedido por Teófilo, hijo suyo.

A pesar de la postura pro-romana de San Metodio, el emperador Teófilo, quien prosiguió las persecuciones de su padre, lo llamó a su corte debido a su amplísima cultura y refinada educación.

A su fallecimiento en 842, su esposa, Santa Teodora, se convirtió en emperatriz. Las persecuciones cesaron y la disputa se resolvía en favor de la adoración de imágenes.

San Metodio, por su parte, fue nombrado patriarca de Constantinopla (la actual Estambul, Turquía), cargo que ejerció unos cuantos años hasta su muerte. Durante su patriarcado se preocupó por resanar las heridas de la Iglesia y por evitar un cisma.

Mt 5, 17-19 - No he venido a abolir

Jesús dijo a sus discípulos: No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una “i” ni una coma de la Ley, sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Mt 5, 17-19

El gran peligro del cristiano...


Ayúdanos, Señor...


Mt 5, 13-16 - Ustedes son la sal y la luz de este mundo

Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo".
Mt 5, 13-16

San Antonio de Padua - Infografía


Santa Virgen María...

Santa Virgen María, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a ti entre las mujeres, hija y esclava del altísimo y sumo Rey, el Padre celestial, Madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo, esposa del Espíritu Santo: ruega por nosotros... ante tu santísimo amado Hijo, Señor y maestro

San Antonio de Padua

SAN ANTONIO DE PADUA
13 de junio
Nació en 1195 enLisboa, en el seno de una acaudalada familia de la nobleza portuguesa.
San Antonio de Padua vino al mundo con el nombre de Fernando Martim de Bulhões e Taveira Azevedo. Sus padres querían que administrara la hacienda de la familia, pero desde muy joven él decidió hacer voto de pobreza y dedicarse a la vida religiosa.
A los quince años entró como novicio al monasterio agustino de San Vicente, en Lisboa, y más tarde estudió en Coimbra; se ordenó como sacerdote en 1220.
Por esa época llegaron a Portugal los restos mortales de los cinco mártires franciscanos que habían ido a Marruecos a predicar, y que habían sido martirizados en ese país norteafricano. Fernando vio los cuerpos decapitados, y eso le hizo decidir a ingresar con los Menores Franciscanos y dirigirse también a Marruecos. Fue entonces que cambió su nombre por el de Antonio.
En efecto fue a ese país, pero tuvo que regresar a causa de una enfermedad. Una tormenta desvió su barco hasta Sicilia. Ahí permaneció con los franciscanos de la ciudad de Mesina, y el prior lo invitó a Asís a participar en el Capítulo General de la orden.
Fue en Asís donde se reveló su vocación como orador; también en ese lugar le correspondió estar cerca, aunque brevemente, del propio San Francisco.
De 1222 a 1224, el provincial de la Romaña lo envió a Rímini y a Milán a predicar en contra de las herjías cátara y albingense; misión para la cual su pobreza franciscana le aportaba fuerza de convencimiento.
La leyenda cuenta que en Rímini, en una prédica junto a un río, ninguno de los habitantes quería prestarle atención, pero sucedió entonces que todos los peces del río sacaron las cabezas del agua para escuchar a San Antonio.
Del norte de Italia pasó al sur de Francia, donde la fuerza de sus palabras tuvieron asimismo un gran poder de convencimiento. Finalmente, en 1227 regresó a la Emilia Romaña, donde la sede franciscana se asentaba en Padua.
Ahí recibió el nombramiento de Lector en Teología, para los Hermanos Menores de la orden, en la Universidad de Bolonia. Permaneció tres años impartiendo su cátedra, pero en 1230 decidió regresar a la vida de predicador.
Su éxito en Padua en 1231 había sido sensacional, y las iglesias no se daban abasto para recibir a tanta gente que quería escucharle. Encontrábase San Antonio en un sitio llamado Camposampiero, cuando de pronto se sintió enfermo y pidió regresar a Padua. Sin embargo, falleció antes de llegar, en el convento de monjas de Arcella.
San Antonio de Padua es uno de los santos más conocidos y más queridos de la grey católica, y su culto se ha extendido por toda la cristiandad. Su fiesta se celebra con especial fasto en Lisboa.
Apenas once meses después de su muerte, en el más breve proceso de canonización efectuado hasta entonces, su santidad fue reconocida por el papa Gregorio IX. En 1946, el papa Pío XII lo nombró Doctor de la Iglesia, con el apelativo Doctor Evangelicus.

Dios nos consuela...


Señor, dame fe


El chaleco de la fe

Roberto le preguntó a su tío: “¿Qué es la fe en Dios?”
Con una amplia sonrisa, su tío le respondió: “¿En verdad quieres saber lo que es la fe en Dios? Bien, vamos a la playa y te lo enseñaré".
Una vez que llegaron, le entregó el chaleco salvavidas.
“Pero yo no sé nadar”, dijo Roberto.
“Lo sé”, le dijo el tío, “póntelo de todas maneras”.
Una vez que lo tenía puesto, el tío dijo: “Ahora, comienza a caminar hacia el mar de espaldas. Llegará un momento en el que sentirás que tus pies no tocan tierra. Déjate ir y arrójate de espaldas. No te hundirás, ya que el chaleco te hará flotar”.
Roberto estaba aterrado: “No tío, no quiero”.
“¡Hazlo!” Le respondió “Estaré junto a ti para que no temas. Así que tranquilo”.
Roberto confió en su tío. Mientras caminaba de espaldas llegó un momento en el que sintió que no tocaba tierra. Dudó. Pero recordó las palabras de su tío, aparte de que lo tenía cerca. En un acto de valor, dio el siguiente paso ¡Ya no tocaba tierra! Sin embargo, flotó en el mar gracias al chaleco. Se sintió emocionado ante la experiencia y feliz.
Camino a casa, su tío le explico: “En esto consiste la fe en Dios: el mar representa la vida. Yo represento a Dios y el chaleco representa la fe. Cuando te adentres en el mar de la vida y sientas que la lógica no puede ayudarte a salir a flote de tus problemas, debes creer que el chaleco de la fe te salvará. Dios estará siempre cerca de ti, pero depende de que te atrevas a dar el primer paso de confiar en EL, vistiéndote con el chaleco de la fe y arrojándote con él, para que puedas flotar en el mar de la vida con total paz y tranquilidad”.

Madre mía de mi vida...

Madre mía de mi vida,
auxilio de los cristianos,
la pena que me atormenta,
pongo en tus benditas manos.
Tú que sabes mis secretos,
pues todos te los confío,
da la paz a los turbados
y alivio al corazón mío.
Y aunque tu amor no merezco,
nadie recurre a Ti en vano,
pues eres Madre de Dios
y Auxilio de los cristianos.

San Onofre

SAN ONOFRE
12 de junio
Nació, alrededor del 320, en la actual Etiopía; de acuerdo con la tradición, fue hijo de un príncipe egipcio o abisinio.
Se cuenta que siendo niño su padre lo arrojó a las llamas para probar si era un hijo bastardo, pero San Onofre probó su legitimidad saliendo ileso de las llamas.
San Onofre, en árabe Abü Nufar, se crió en el monasterio de Hermópolis, en la Tebaida Egipcíaca. De adulto decidió renunciar a los derechos principescos que había heredado y apartarse de la comunidad para vivir en soledad y alejado del mundo.
Encontró su sitio ideal en una cueva o ermita entre acantilados, cerca de Göreme, en Capadocia, en la actual Turquía, donde vivió 60 años sumido en profundas meditaciones. Se alimentaba exclusivamente de dátiles y bebiendo agua. Se cuenta que un ángel le llevaba pan diariamente, y los domingos la Eucaristía.
Cierto día, San Pafnuncio, quien había sido su discípulo y lo visitaba ocasionalmente, lo descubrió sumamente enfermo, con el cuerpo enjuto y desfigurado, y envuelto en su larga barba y su abundante cabellera de anciano.
Pafnuncio alcanzó aún a darle la Eucaristía a San Onofre, y estuvo con él en sus últimas horas hasta que su maestro falleció en la ermita. Tiempo después San Pafnuncio escribió la biografía de San Onofre.
San Onofre es un santo muy venerado en la actualidad por los cristianos coptos. Es el santo patrono de la ciudad de Munich y del principado de Mónaco, así como de los tejedores y de quienes buscan casa propia. En la iconografía se le representa como un anciano demacrado, sin ropa, de largos cabellos y barba.