María: Eres madre de la verdadera
alegría, causa y motivo para que tengamos gozo. Tu espíritu encontró la fuente
de la alegría porque tu entrega al Señor, tu unión con El, te descubrió el
secreto de la auténtica felicidad. Que nuestros pasos, en busca de la felicidad
no se pierdan en el vacío de la alegría engañosa. Danos fortaleza para superar
la angustia y el dolor, que la tristeza pase de largo y nunca enturbie la
sonrisa y el buen humor que los demás nos reclaman.
Amén.
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