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Primera Semana de Aviento



No importa de qué año es, importa su mensaje y es genial!
María, Madre nuestra...
Contagianos tu fe sencilla,
tu Sí pronto y desinteresado,
tu Amor de Madre por sobre todas las cosas.
Tu sencillez, bondad y humildad de corazón.

San Andrés, apóstol

San Andrés (cuyo nombre significa "varonil") nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.
Tuvo el honor y el privilegio de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y éste al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: "He ahí el cordero de Dios". Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús, Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le dijeron: "Señor: ¿dónde vives?". Jesús les respondió: "Venga y verán". Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Esa llamada cambió su vida para siempre.
San Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Salvador del mundo" y lo llevó a donde Jesús quien encontró en el gran San Pedro a un entrañable amigo y al fundador de su Iglesia.
El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue San Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes.
El santo presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones, viviendo junto a él por tres años.
En el día de Pentecostés, San Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.
Un escrito que data del siglo III, el "Fragmento de Muratori" dice: "Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba’".
Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: "Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo".
La tradición coloca su martirio el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio de Nerón.

Mt 4, 18-22

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar, porque eran pescadores. Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Para este tiempo de Adviento, algunas sugerencias.
Acaben con una riña. Hagan la paz. Busquen a un amigo olvidado. Despejen la sospecha y sustitúyanla por la confianza. Escriban una carta de amor.

Compartan un tesoro. Respondan con dulzura, aunque les gustara una respuesta brutal.
Alienten a un joven a tener confianza en él mismo. Mantengan una promesa. Encuentren tiempo, tó ...mense tiempo. No guarden rencor. Perdonen al enemigo. Celebren el sacramento de la reconciliación. Escuchen más a los otros. Pidan perdón si se han equivocado. ¡Sean gentiles aunque no se hayan equivocado! Traten de comprender. No sean envidiosos. Piensen antes en el otro.

Rían un poco. Ríanse un poco más. Gánense la confianza. Opónganse a la maldad. Sean agradecidos. Vayan a la iglesia. Quédense en la iglesia más tiempo de lo acostumbrado. Alegren el corazón de un niño. Contemplen la belleza y la maravilla de la tierra. Expresen su amor. Vuélvanlo a expresar. Exprésenlo más fuerte. Exprésenlo serenamente.

¡Alégrense porque el Señor está cerca!

Adviento - Tiempo para preparar el corazón.
Descúbrenos la alegría
de la paciente espera,
activa y fecunda,
comprometida por la vida
de los que nos rodean.
Enséñanos a hacer crecer
la esperanza de algo nuevo,
anímanos a entregar nuestras vidas
para la construcción del Reino.Es tiempo de espera
pero también es tiempo de donación
y compromiso efectivo.

San Saturnino, obispo y mártir

SAN SATURNINO DE TOLOSA (¿?-¿257?) nació en una familia romana, probablemente en Roma.

Es muy poco lo que se conoce de la vida de San Saturnino, o Sernino, antes de su misión como predicador a ambos lados de los Pirineos.

San Saturnino fue uno de los siete obispos que el papa San Fabián envió como misioneros a las Galias durante el consulado de Decio y Gracio (250-251). A él le correspondió la sede de Tolosa, la actual Toulouse, en Francia, donde fue el primer obispo.

Junto con su primer converso, llamado Honesto, fue a predicar a Pompaelo, la actual Pamplona, donde llevaron el cristianismo a muchas personas, en especial al senador Firmo, a su esposa y a su hijo, quien con el tiempo sería San Fermín.

En la ciudad de Tolosa, el principal templo romano estaba consagrado a Júpiter Capitolino, y San Saturnino pasaba por ahí para llegar al domicilio donde predicaba, pero nunca rendía saludos ni sacrificios de ningún tipo a los ídolos.

En un momento de escasez que hubo en Tolosa, el obispo cristiano fue culpado de que Júpiter no hacía caso de las peticiones del pueblo. Para probarlo, lo obligaron a practicar el sacrificio de un toro ante el altar del dios romano, pero San Saturnino se rehusó de manera rotunda.

La enfurecida turbamulta acometió entonces contra él, y San Saturnino fue atado con cuerdas a dicho toro para que éste lo arrastrara. Luego azuzaron a la bestia para que subiera corriendo las escalinatas del templo pagano, mientras el cuerpo de San Saturnino se iba haciendo pedazos.

Los fragmentos y el resto del cadáver fueron recogidos por dos jóvenes cristianas, a las que la tradición local conoce como Les Saintes Puelles, quienes le dieron cristiana sepultura.

Cuando la tumba de fue redescubierta en el siglo sexto, el duque Leunebaldo mandó construir encima una iglesia dedicada a Saint-Sernin-du-Tour, o San Saturnino del Toro.

Ésta se transformó con el tiempo en la impresionante Basílica de arquitectura románica dedicada al santo.

San Saturnino de Tolosa es el santo patrono de Pamplona y San Sadurní, en España, y de Toulouse, Francia. Iconográficamente se le representa con un toro.

SAN SATURNINO DE TOLOSA nos inspira valor para enfrentar a las multitudes que se nos oponen.


Lc 10, 21-24

Al regresar los setenta y dos discípulos de su misión, Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".

VITAMINAS PARA EL ALMA

Cuando las horas de desaliento te invadan el alma, y las lágrimas afloren en tus ojos, búscame: YO SOY AQUÉL que sabe consolarte y pronto detiene tus lágrimas.

Cuando desaparezca tu ánimo para luchar en las dificultades de la vida, o sientas que estas pronto a desfallecer, llámame: YO SOY LA FUERZA capaz de remover las piedras de tu camino y sobreponerte a las adversidades del mundo.

Cuando, sin clemencia, te encontraras sin donde reclinar tu cabeza, corre junto a mi: YO SOY EL REFUGIO, en cuyo seno encontrarás guarida para tu cuerpo y tranquilidad para tu espíritu.

Cuando te falte la calma, en momentos de gran aflicción, y te consideres incapaz de conservar la serenidad de espíritu, invócame: YO SOY LA PACIENCIA que te ayudará a vencer las dificultades más dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.

Cuando te debatas en los misterios de la vida y tengas el alma golpeada por los obstáculos del camino, grita por mí: YO SOY EL BÁLSAMO que cicatrizará tus heridas y aliviará tus padecimientos.

Cuando el mundo sólo te haga falsas promesas y creas que ya nadie puede inspirarte confianza, ven a mí: YO SOY LA SINCERIDAD, que sabe corresponder a la franqueza de tus actitudes y a la nobleza de tus ideas.

Cuando la tristeza o la melancolía intenten albergarse en tu corazón, clama por mí: YO SOY LA ALEGRÍA que te infunde un aliento nuevo y te hará conocer los encantos de tu mundo interior.

Cuando, uno a uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas desesperado, apela a mí: YO SOY LA ESPERANZA que te robustece la Fe.

Cuando la impiedad te revele las faltas y la dureza del corazón humano, aclámame: YO SOY EL PERDÓN, que te levanta el ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.

Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones, y el escepticismo te aborde el alma, recurre a mí: YO SOY LA FE que te inunda de luz y de entendimiento para que alcances la FELICIDAD.

Cuando ya nadie te tienda una mano tierna y sincera y te desilusiones de los sentimientos de tus semejantes, aproxímate a mí: YO SOY LA RENUNCIA que te enseñará a entender la ingratitud de los hombres y la incomprensión del mundo.

Y cuando al fin, quieras saber quién soy, pregúntale al río que murmura, al pájaro que canta, a las estrellas que titilan. YO SOY LA DINÁMICA DE LA VIDA, Y LA ARMONÍA DE LA NATURALEZA.

ME LLAMO AMOR. SOY EL REMEDIO PARA TODOS LOS MALES QUE ATORMENTEN TU ESPÍRITU.

Ven a mí... que yo te llevaré a las serenas mansiones del infinito... bajo las luces brillantes de la eternidad...

Jesucristo



Virgen del Adviento


Ruega por nosotros, Madre de la Iglesia.
Virgen del Adviento, esperanza nuestra,
de Jesús la aurora, del cielo la puerta.
Madre de los hombres, de la mar estrella,
llévanos a Cristo, danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,
del Señor la esclava, del mundo la Reina.
Alza nuestros ojos, hacia tu belleza.
Amén



Santiago de la Marca

Santiago de la Marca, cuyo nombre de pila era Domingo Gangali, nació en Monteprandone (Ascoli Piceno) en 1394. Quedó huérfano de padre siendo todavía muy niño y se transladó a Offida donde un sacerdote familiar suyo.
Siguió los estudios de derecho civil en Perusia; llegó a ser notario. Después se estableció en Florencia, donde fue elegido alcalde. Regresó a las Marcas por asuntos familiares, se detuvo en Asís y aquí, después de un coloquio con el prior de Santa María de los Ángeles, resolvió entrar a formar parte de la familia franciscana.
Realizó su profesión religiosa: 1º. de agosto de 1416. Seis años después, ya sacerdote, fue encargado de la predicación, y esta será la ocupación principal de toda su vida hasta la muerte, el 28 de noviembre de 1476 en Nápoles.
Durante más de medio siglo recorrió a Europa oriental y centro Septentrional no sólo para predicar el nombre de Jesús (tema constante de sus homilías, siguiendo el ejemplo de su maestro San Bernardino), sino también para cumplir delicadas misiones encomendadas por los Papas Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III.
Este gran peregrino parecía que sólo se detenía el tiempo necesario para fundar un nuevo convento o para restablecer la observancia de la genuina regla franciscana en los ya existentes. Los últimos 18 años de su vida los pasó casi todos predicando en las regiones de Italia. Se encontraba en Aquila cuando murió San Bernardino de Siena, en 1444, y a los seis años pudo presenciar en Roma su solemne canonización. Lo seguía devotamente Fray Venancio, quien cuenta que durante una misión predicada en Lombardía le propusieron a Fray Santiago ser obispo de Milán; pero el humilde fraile no aceptó. Fray Venancio, después de la muerte del maestro, escribió una biografía de san santiago de la Marca en la que narra los milagros que hizo en vida y después de la muerte.

Mt 8, 5-11

Al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, rogándole: "Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente". Jesús le dijo: "Yo mismo iré a sanarlo". Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: "Ve", él va, y a otro: "Ven", él viene; y cuando digo a mi sirviente: "Tienes que hacer esto", él lo hace". Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos".
Ven, Ven Señor, no tardes
Ven, ven que te esperamos
Ven, ven Señor, no tardes
Ven, pronto Señor.

El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos
el mundo no tiene amor.

Envuelto en sombría noche,
el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz,
al mundo le falta el cielo,
al mundo le faltas Tú.
Estos días previos a la Navidad despiertan el recuerdo de que somos un pueblo que está “a la espera de Dios”. El adviento es camino no sólo de preparación para celebrar el nacimiento de Jesús, sino también para crecer en la esperanza puesta en el Dios que viene con la luz del día sin ocaso
¡Oh virginal doncella
de tu nombre purísimo, María,
cuando la blanca estrella
renace con el día,
las aves cantarán la letanía!

Cumpliendo la promesa
resplandeció tu integridad suave,
y todo el cielo pesa,
con indulgencia grave,
sobre la fiel salutación del "Ave".

Si en tu virtud sencilla
la Trinidad perfecta se gozaba,
hincando la rodilla
el arcángel mostraba
la gracia del Amor que le enviaba.

Tú, Virgen florecida,
diste el milagro de tu aroma al viento,
y el aura agradecida
que recogió tu acento
vistió de alegre luz el aposento.

Sube el arcángel alto
restaurando la paz amanecida,
y al tierno sobresalto
de su alada subida
te llamarán los siglos escogida. Amén.


Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

Esta advocación de la Santísima Virgen se originó en 1830 por iniciativa de Santa Catalina Labouré, de la Congregación de las Hijas de la Caridad, que hizo acuñar una medalla de la Virgen María.
El 27 de noviembre de 1830, la Virgen se apareció a Santa Catalina. La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz- Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María dijo entonces a Sor Catalina: "Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden."
En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti"
Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .
Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".
Las curaciones y milagros atribuidos a esta medalla hicieron que se la llamara "Milagrosa".
Estos mismos milagros y la visión de Santa Catalina, constituyeron una preparación inmediata a la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, que se produjo 24 años después.







Súplica a la Virgen de la Medalla Milagrosa

Se reza a las 5 de la tarde del 27 de noviembre, Fiesta de la Medalla Milagrosa, y en las necesidades urgentes, cualquier día, a esa hora.

Oh Virgen Inmaculada, sabemos que siempre y en todas partes estás dispuesta a escuchar las oraciones de tus hijos desterrados en este valle de lágrimas, pero sabemos también, que tienes días y horas en los que te complaces en esparcir más abundantemente los tesoros de tus gracias. Y bien, oh María, henos aquí postrados delante de Ti, justamente en este día y hora bendita, por Ti elegida para la manifestación de tu Medalla.

Venimos a Ti, llenos de inmensa gratitud y de ilimitada confianza en esta hora por Ti tan querida, para agradecerte el gran don que nos has hecho dándonos tu imagen, a fin que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección. Te prometemos, que según tu deseo, la Santa Medalla será el signo de tu presencia junto a nosotros, será nuestro libro en el cual aprenderemos a conocer, según tu consejo, cuánto nos has amado, y lo que debemos hacer para que no sean inútiles tantos sacrificios Tuyos y de Tu Divino Hijo. Sí, Tu Corazón traspasado, representado en la Medalla, se apoyará siempre sobre el nuestro y lo hará palpitar al unísono con el Tuyo. Lo encenderá de amor a Jesús y lo fortificará para llevar cada día la cruz detrás de Él.

Ésta es tu Hora, oh María, la Hora de tu bondad inagotable, de tu misericordia triunfante, la Hora en la cual hiciste brotar, por medio de tu Medalla, aquel torrente de gracias y de prodigios que inundó la tierra.

Haz, oh Madre, que esta Hora que te recuerda la dulce conmoción de Tu Corazón, que te movió a venirnos a visitar y a traernos el remedio de tantos males, haz que esta Hora sea también nuestra hora, la hora de nuestra sincera conversión, y la hora en que sean escuchados plenamente nuestros votos.

Tú, que has prometido justamente en esta Hora afortunada, que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen con confianza: vuelve benigna tu mirada a nuestras  súplicas.


Nosotros te confesamos no merecer tus gracias, pero, a quién recurriremos oh María, sino a Ti, que eres nuestra Madre, en cuyas manos Dios ha puesto todas sus gracias? Ten entonces misericordia de nosotros. Te lo pedimos por tu Inmaculada Concepción, y por el Amor que te movió a darnos tu preciosa Medalla. Oh Consoladora de los afligidos, que ya te enterneciste por nuestras miserias, mira los males que nos oprimen.

Haz que tu Medalla derrame sobre nosotros y sobre todos nuestros seres queridos tus benéficos rayos: cure a nuestros enfermos, de la paz a nuestras familias, nos libre de todo peligro.

Lleve tu Medalla alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a todos. Especialmente te pedimos por la conversión de los pecadores, particularmente de aquellos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos has sufrido, has rogado y has llorado.

Sálvanos, oh Refugio de los pecadores, a fin de que después de haberte amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el Cielo. Amén.


 

Mc 13, 33-37

Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa: si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!.

PREGÓN DE ADVIENTO

Alzad la vista, restregaos los ojos,
otead el horizonte y daos cuenta del momento.
Abrid todos los sentidos, aguzad el oído.
Captad los gritos y susurros, el viento y la vida...

Empezamos Adviento,
y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando ya, la Navidad.
Una Navidad sosegada, íntima, pacífica,
fraternal, solidaria, encarnada;
también superficial, desgarrada, violenta...
mas siempre desposada con la esperanza.

Es Adviento esa niña esperanza
que todos llevamos, sin saber cómo, en las entrañas;
una llama temblorosa, imposible de apagar,
que atraviesa el espesor de los tiempos;
un camino de solidaridad bien recorrido;
la alegría contenida en cada trayecto;
unas huellas que no engañan;
una gestación llena de vida;
anuncio contenido de buena nueva;
una ternura que se desborda...

Lleno de esperanza grita Isaías:
“Caminemos a la luz del Señor”.
Con esperanza pregona Juan Bautista:
“Convertíos, porque ya llega el reino de Dios”.
Con sorpresa inaudita
acoge José a su hijo y Mesías.
Con la esperanza de todos los pobres
susurra María su palabra de acogida:
“Hágase en mí según tu palabra”.

Alegraos, saltad de júbilo.
Poneos vuestro mejor traje.
Perfumaos con perfumes caros.
¡Que se note! Viene Dios..
Preparad el camino.
Ya llega nuestro Salvador.
¡Despertad a la vida!


¡¡Hola Dios!!: ¿Cómo estás?...

Te escribo para saludarte y porque ahora sí tengo que surtirme, pues la "canasta básica" con que me mandaste al mundo se me ha ido agotando a lo largo de estos años.

Por ejemplo, la paciencia se me acabó por completo, igual que la prudencia y la tolerancia. Ya me quedan poquitas esperanzas y el frasquito de fe, está también vacío. La imaginación también está escaseando por estos rumbos.

También debes saber que hay cosas de la canasta que ya no necesito como la dependencia y esa facilidad para hacer berrinches, que tantos enojos y problemas me han ocasionado. Así que quisiera pedirte nuevos productos para la canasta.

Para empezar me gustaría que rellenaras los frascos de paciencia y tolerancia (pero hasta el tope), y mándame por favor el curso intensivo "Cómo ser más prudente", volúmenes 1, 2 y 3.

Envíame también varias bolsas grandes, pero "bolsones" de madurez que tanta falta me hace. También quisiera un baúl de sonrisas, de esas que alegran el día a cualquiera. Te pido que me mandes dos piedras grandes y pesadas para atarlas a mis pies y tenerlos siempre sobre la tierra.

Si tienes por ahí guardada una brújula para orientarme y tomar el camino correcto, te lo agradecería mucho.

Regálame imaginación otra vez; pero no demasiada, porque debo confesar que en algunas ocasiones tomé grandes cantidades y me empachó. Nuevas ilusiones y una doble ración de fe y esperanza también me caería
excelente.

Te pido también una paleta de colores para pintar mi vida cuando la vea gris y oscura. Me sería muy útil un bote de basura para tirar todo lo que me hace daño.

Por favor mándame un frasco de merthiolate y una cajita de curitas para sanar mi corazón, porque últimamente ha tropezado bastante y tiene muchos raspones.

Te pido unos diskettes, porque tengo el cerebro lleno de información y necesito espacio para guardar más.

Te pido muchas zanahorias, para tener buena vista y no dejar pasar las oportunidades por no verlas. Necesito también un reloj grande, muy grande, para que cada vez que lo vea me acuerde de que el tiempo corre y no debo desperdiciarlo.

¿Podrías mandarme muchísima fuerza y seguridad en mí mismo, ah? Sé que voy a necesitarlas para soportar los tiempos difíciles y para levantarme cuando caiga.

También quisiera una cajita de pastillas de las que hacen que crezca la fuerza de voluntad y el empeño, para que me vaya bien en la vida y te pido unas tres o cuatro toneladas de "ganas de vivir", para cumplir mis sueños.

Necesito también una pluma con mucha tinta, para escribir todos mis logros y mis fracasos.

Pero más que nada, te pido que me des mucha vida, para lograr todo lo que tengo en mente y para que el día que me vaya contigo, tenga algo que llevarte y veas que no desperdicié el tiempo aquí en la Tierra.

De antemano te agradezco lo que me puedas mandar y te agradezco el doble todo lo que me mandaste la primera vez.

Con mucho cariño....

Te adoro,

Yo




María, Virgen del Adviento,

María, Virgen del Adviento,
esperanza nuestra,
de Jesús la aurora,
del cielo la puerta.
Madre de los hombres,
de la mar estrella,
llévanos a Cristo,
danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre,
la de gracia llena,
del Señor la esclava,
del mundo la reina.
Alza nuestros ojos
hacia tu belleza,
guía nuestros pasos
a la vida eterna.

Amén.
 
 

San Conrado, obispo

Nos encontramos ante el segundo santo después de la separación luterana de la Iglesia de Roma.

Nació en Venushof el 22 de diciembre de 1818 y murió en la Baja Baviera tal día como hoy del 1894.

No le acompañó la suerte los primeros años de su vida. Se quedó huérfano y tuvo que ponerse a trabajar en la factoría de Venushof.

Los ideales del joven John Birndorfer – así se llamaba antes de entrar en el convento – eran de alcanzar la perfección humana y cristiana hasta el más alto


grado que un ser humano puede lograr.

A la edad de 21 años, se dio cuenta de que Dios lo llamaba a una vida monástica , alejada del ruido de la fábrica. Dejó Parzham, renunció a su fábrica, a todo con tal de vivir en la comunidad de los Capuchinos como un hermano lego, es decir, sin llegar siquiera a sacerdote.

Una vez que pronunció ante dios sus votos de obediencia, celibato y pobreza – no miseria – lo enviaron al monasterio de Altötting.

Hay junto al lugar sagrado una gruta de la madre de Dios. Cada año la visitan miles y miles de peregrinos y devotos. A él le gustaba mucho estar ahí atendiendo a la gente como guardián.

Este trabajo lo realizó por espacio de 41 años.

Su paciencia era imperturbable, su atención a la gente brillaba por su amabilidad, sus palabras de aliento, su piedad y su diligencia en cuidar todos los detalles.

Nunca lo vio nadie irritado, nunca dijo una palabra fuera de tono o un juicio contra nadie, aunque su trabajo era inmenso por la mucha gente que acudía al monasterio.

Recibía tantas visitas que apenas tenía tiempo para comer con la comunidad religiosa.

Se ganaba los corazones de los adultos y niños.

Así lo confirma el hecho de que tres días antes de su muerte, supo que tenía que dejar aquella portería para entrar en las puertas del cielo.

Fue llevado a los altares en el 1934 por el Papa Pío XI.

Lc 21, 34-36

Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: "Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".

El pan de Cristo

El siguiente es el relato de un hombre llamado Víctor.

Al cabo de meses de encontrarse sin trabajo, se vio obligado a recurrir a la mendicidad para sobrevivir, cosa que detestaba profundamente. Una fría tarde de invierno se encontraba en las inmediaciones de un club privado cuando observó a un hombre y su esposa que entraban al mismo.
Víctor le pidió al hombre unas monedas para poder comprarse algo de comer.
-Lo siento, amigo, pero no tengo nada de cambio -replicó éste.
La mujer, que oyó la conversación, preguntó:
-¿Qué quería ese pobre hombre?
-Dinero para una comida. Dijo que tenía hambre -respondió su marido.
-¡Lorenzo, no podemos entrar a comer una comida suntuosa que no necesitamos y dejar a un hombre hambriento aquí afuera!
-¡Hoy en día hay un mendigo en cada esquina! Seguro que quiere el dinero para beber.
-¡Yo tengo un poco de cambio! Le daré algo.

Aunque Víctor estaba de espaldas a ellos, oyó todo lo que dijeron.
Avergonzado, quería alejarse corriendo de allí, pero en ese momento oyó la amable voz de la mujer que le decía:
-Aquí tiene unas monedas. Consígase algo de comer. Aunque la situación está difícil, no pierda las esperanzas. En alguna parte hay un empleo para usted.Espero que pronto lo encuentre.
-¡Muchas gracias, señora! Me ha dado usted ocasión de comenzar de nuevo y me ha ayudado a cobrar ánimo. Jamás olvidaré su gentileza.
-Estará usted comiendo el pan de Cristo. Compártalo -dijo ella con una cálida sonrisa dirigida más bien a un hombre y no a un mendigo.

Víctor sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo.
Encontró un lugar barato donde comer, gastó la mitad de lo que la señora le había dado y resolvió guardar lo que le sobraba para otro día. Comería el pan de Cristo dos días. Una vez más, aquella descarga eléctrica corrió por su interior.
¡El pan de Cristo!
-¡Un momento! -pensó-. No puedo guardarme el pan de Cristo solamente para mí mismo.
Le parecía estar escuchando el eco de un viejo himno que había aprendido en la escuela dominical.

En ese momento pasó a su lado un anciano.
-Quizás ese pobre anciano tenga hambre -pensó-. Tengo que compartir el pan de Cristo.
-Oiga -exclamó Víctor-. ¿Le gustaría entrar y comerse una buena comida?
El viejo se dio vuelta y lo miró con descreimiento.
-¿Habla usted en serio, amigo?
El hombre no daba crédito a su buena fortuna hasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron delante un plato de guiso caliente.

Durante la cena, Víctor notó que el hombre envolvía un pedazo de pan en servilleta de papel.
¿Está guardando un poco para mañana? -le preguntó.
-No, no. Es que hay un chico que conozco por donde suelo frecuentar. La ha pasado mal últimamente y estaba llorando cuando lo dejé. Tenía hambre Le voy a llevar el pan.

El pan de Cristo. Recordó nuevamente las palabras de la mujer y tuvo la extraña sensación de que había un tercer Convidado sentado a aquella mesa.. A lo lejos las campanas de una iglesia parecían entonar a sus oídos el viejo himno que le había sonado antes en la cabeza.

Los dos hombres llevaron el pan al niño hambriento, que comenzó a engullírselo.
De golpe se detuvo y llamó a un perro, un perro perdido y asustado.
-Aquí tienes, perrito. Te doy la mitad -dijo el niño.
El pan de Cristo. Alcanzaría también para el hermano cuadrúpedo.
San Francisco de Asís habría hecho lo mismo -pensó Víctor.
El niño había cambiado totalmente de semblante. Se puso de pie y comenzó a vender el periódico con entusiasmo.
-Hasta luego -dijo Víctor al viejo-. En alguna parte hay un empleo para usted. Pronto dará con él. No desespere. ¿Sabe? -su voz se tornó en un susurro. - Esto que hemos comido es el pan de Cristo. Una señora me lo dijo cuando me dio aquellas monedas para comprarlo. ¡El futuro nos deparará algo bueno!

Al alejarse el viejo, Víctor se dio vuelta y se encontró con el perro que le olfateaba la pierna. Se agachó para acariciarlo y descubrió que tenía un collar que llevaba grabado el nombre del dueño.
Víctor recorrió el largo camino hasta la casa del dueño del perro y llamó a la puerta. Al salir éste y ver que había encontrado a su perro, se puso contentísimo.

De golpe la expresión de su rostro se tornó seria. Estaba por reprocharle a Víctor que seguramente había robado el perro para cobrar la recompensa, pero no lo hizo. Víctor ostentaba un cierto aire de dignidad que lo detuvo.
En cambio dijo:
-En el periódico vespertino de ayer ofrecí una recompensa.
¡Aquí tiene!
Víctor miró el billete medio aturdido.
-No puedo aceptarlo -dijo quedamente-. Solo quería hacerle un bien al perro.
-¡Téngalo! Para mí lo que usted hizo vale mucho más que eso. ¿Le interesaría un empleo? Venga a mi oficina mañana. Me hace mucha falta una persona íntegra como usted.


"Hijo mío, no prives al pobre de su sustento ni hagas languidecer los ojos del indigente. No hagas sufrir al que tiene hambre ni irrites al que está en la miseria. No exasperes más aún al que está irritado ni hagas esperar tu don al que lo necesita. No rechaces la súplica del afligido ni apartes tu rostro del pobre." (Eclesiástico 4, 1-4)

Necesitamos conversión


Necesitamos conversión, Señor,
cambiar el corazón,
revisar la vida,
reconocer errores y egoísmos…
para vivir en tu presencia,
para escuchar tu voz.
Necesitamos conversión, Señor,
aprender a discernir,
descubrir tus exigencias,
asumir el Evangelio
con toda la vida.
Necesitamos conversión, Señor,
ayúdanos...
danos tu espíritu...
como María,
para hacer nacer a Dios
en nosotros,
para dar a luz a Jesús
a nuestro alrededor.
- Que así sea -


Santa Catalina de Alejandría

SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA (¿287?-¿306?) nació según una versión en Chipre, hija del rey de esa isla, Costo.

Santa Catalina de Alejandría era de origen noble; desde niña se distinguió por su extraordinaria inteligencia y capacidad de argumentación, apoyada en sólidos estudios.

Se cuenta que una noche se le apareció en sueños Jesucristo, quien le ofrecía un anillo de compromiso y se lo insertaba en un dedo.

Al día siguiente, Santa Catalina despertó convencida de que consagraría a Jesús su vida, y a partir de entonces rechazó a todos los que la pretendían.

Corrió la noticia de que el emperador Maximiano estaría en Alejandría, Egipto, con motivo de celebraciones paganas. Santa Catalina se hizo entonces el propósito de acudir hasta donde estuviera el emperador para a base de razonamientos convertirlo al cristianismo.

Y en efecto, así lo hizo. Pero solamente consiguió desatar la ira de Maximiano. El emperador llamó entonces a medio centenar de sabios de su corte para poner a prueba a la joven, pero después de un debate Santa Catalina los convirtió a todos ellos.

Fue tal el enojo de Maximiano, que mandó que los mataran a todos. También le ordenó a Santa Catalina casarse con alguien que él le asignaría, pero Santa Catalina de Alejandría se negó de manera categórica, pues tenía ya un esposo místico.

Lo que siguió fue torturar a Santa Catalina para que abjurara de su fe. Para ello utilizaron un potro de tormentos, pero las ruedas del aparato se rompieron de forma milagrosa cuando quisieron emplearlo con la sabia.

Finalmente, Santa Catalina de Alejandría fue condenada a morir por decapitación, y le cortaron la cabeza con una espada. Fue enterrada en las faldas del Monte Sinaí (se dice que por ángeles que llevaron hasta allá su cuerpo), y su tumba se volvió desde entonces sitio de peregrinación.

En la Edad Media, el culto de Santa Catalina se extendió ampliamente por Europa, llevado por los soldados que regresaban de las Cruzadas.

Esta santa representa de manera ejemplar el tema del matrimonio místico, de importancia en la literatura y el pensamiento medievales. Iconográficamente se le representa con una rueda quebrada, una espada, un libro y una corona.

El patronazgo de Santa Catalina de Alejandría es amplísimo. Además de ser la santa patrona de las solteras, lo es de escuelas superiores, bibliotecas, filósofos, teólogos, eruditos, profesores, estudiantes, oradores, predicadores, abogados, alfareros, barberos, carreteros, cordeleros, fontaneros, hilanderas, molineros, nodrizas, notarios, sastres, torneros, traperos, y de todos los oficios que involucren ruedas.

SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA nos enseña que el don divino de la sabiduría puede darse tanto en varones como en mujeres.


Lc 21, 29-33

Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su venida, les hizo esta comparación: "Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".

Por qué te adoro

Porque nos amas, tú el pobre.
Porque nos sanas, tú herido de amor.
Porque nos iluminas, aun oculto,
cuando la misericordia enciende el mundo.
Porque nos guías, siempre delante,
siempre esperando,
te adoro.

Porque nos miras desde la congoja
y nos sonríes desde la inocencia.
Porque nos ruegas desde la angustia
de tus hijos golpeados,
nos abrazas en el abrazo que damos
y en la vida que compartimos
te adoro.

Porque me perdonas más que yo mismo,
porque me llamas, con grito y susurro
y me envías, nunca solo.
Porque confías en mí,
tú que conoces mi debilidad
te adoro.

Porque me colmas
y me inquietas.
Porque me abres los ojos
y en mi horizonte pones tu evangelio.
Porque cuando entras en ella, mi vida
es plena,
te adoro.

Hoy te deseo un día de milagros comunes:
- Una cafetera de café fresco que otro te preparó
- Una llamada inesperada de un viejo amigo
- Semáforos verdes camino al trabajo.
Te deseo un día de cosas pequeñas de las cuales estar agradecido:
- La fila más rápida en el supermercado
- Tu canción favorita en la radio
- Encontrar tus llaves justo donde buscas.
Te deseo un día de felicidad y perfección: Pequeños trozos de perfección que te hagan sentir que Dios te está sonriendo, sosteniéndote tan tiernamente porque eres alguien especial y único!!!

Creo

Madre, creo en tu Amor,
porque es todo
en nuestra vida.
Creo en tu humildad,
ella nos sacará la soberbia
y nos hará humildes.
Creo en tus consejos,
que nos harán buenos y generosos.
Creo en tu fidelidad a Dios,
porque nos hará fieles
a nosotros tus hijos.
Creo en Ti, que eres la llave
que nos abrirá las puertas
del Reino del Señor.
Creo en tu refugio,
porque en Ti lo encontramos.
Creo en Ti Madre
y en tu Manto extendido por el mundo,
que va cobijándonos
y salvándonos
de la muerte.
Amén.


San Andrés Dung-lac y Compañeros Mártires

sta memoria obligatoria de los ciento diecisiete mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX, proclamados santos por Juan Pablo II en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 1988, celebra a mártires que ya habían sido beatificados anteriormente en cuatro ocasiones distintas: sesenta y cuatro, en 1900, por León XIII; ocho, por Pío X, en 1906; veinte, en 1909, por el mismo Pío X; veinticinco, por Pío XII, en 1951.

No sólo son significativos el número insuperado en la historia de las canonizaciones, sino también la calificación de los santos (ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos), la nacionalidad (noventa y seis vietnamitas; once españoles; diez franceses, el estado religioso (once dominicos; diez de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local, más un seminarista, el estado laical (muchos padres de familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares, cuatro médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades cristianas).

Seis de ellos fueron martirizados en el siglo XV, los demás, entre 1835 y 1862; es decir, en el tiempo del dominio de los tres señores que gobernaban Tonkín, Annam y Cochinchina, hoy integradas en la nación de Vietnam.

En gran parte (setenta y cinco) fueron decapitados; los restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron en prisión a causa de las torturas, negándose a pisotear la cruz de Cristo o a admitir la falsedad de su fe.

De estos ciento diecisiete mártires, la fórmula de canonización ha puesto de relieve seis nombres particulares, en representación de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales. El primero, del que encontramos una carta en el oficio de lectura, es Andrés Dung-Lac. Nació en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900. Otros dos provienen del centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820 y arrestado mientras iniciaba su formación sacerdotal, fue asesinado a los dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de familia, muerto en 1859 (beatificado en 1909).

Entre los misioneros extranjeros son mencionados dos españoles y un francés. El dominico español Jerónimo Hermosilla, llegado a Vietnam en 1829, vicario apostólico del Tonkín oriental, fue muerto en 1861 (beatificado en 1909); el otro dominico, el obispo vasco Valentín de Berriochoa, que llegó a Tonkín en 1858, a los treinta y cuatro años, fue muerto en 1861 (beatificado en 1906).

El francés Jean-Théophane Vénard, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, llegó a Tonkín en 1854 y fue asesinado a los treinta y dos años (beatificado en 1906): sus cartas inspiraron a santa Teresa de Lisieux a rezar por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto con san Francisco Javier. 


Lc 21, 20-28

Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse. ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
"Una palabra buena se dice pronto. Sin embargo se nos hace tan difícil pronunciarla a veces. Nos detiene el cansancio, nos distrae las preocupaciones, nos frena un sentimiento de frialdad o de indiferencia egoísta. Así sucede que pasamos al lado de personas, a las cuales aún conociendo, apenas les miramos el rostro y no nos damos cuenta de lo que están sufriendo por esa sutil agotadora pena de sentirse ignoradas". - Beato Juan Pablo II

AMAR AL HERMANO Y A LA HERMANA

El mandamiento del amor al prójimo nos parece una sobre exigencia. ¿Como amar a una persona que me resulta antipática que genera sentimientos negativos en mí? No puedo forzar mis sentimientos, no puedo ser insincero para conmigo mismo ni para con los demás. Si partimos del concepto del amor como transformación de una realidad a la cual se ha reinterpretado o el buen trato que se dispensa a lo que se ve como buenos, entonces el amor no nos obliga a reprimir nuestros sentimientos negativos ni a fingir una conducta amable para con todas las personas.

Debemos obligarnos a una nueva visión del otro. Hemos de cuestionar nuestros prejuicios y tratar de contemplar al otro expresamente a través del cristal de la fe y creer en el núcleo bueno que hay en él. No debemos obligarnos a amar. El amor se deriva de la fé. Nuestra tarea es armonizar nuestra conducta con nuestra manera de ver las cosas. De lo contrarios estaremos escindidos en nosotros mismos. No necesitamos generar en nosotros ningún sentimiento de amor. Si descubrimos en el otro un anhelo de bien, surgirán, también, en nosotros, sentimientos positivos. Amar significa tratar al otro de tal modo que tomemos en serio su anhelo de bien. Que motivemos cada vez más lo bueno en el, que contribuyamos a que lo bueno de el supere mas y mas lo enfermo y redimido, lo malo y lo oscuro, de tal modo que toda la persona se haga buena. Amar significa hacer bien al otro, transformarlo cada vez más en una persona buena.

Si la fe es el reconocimiento de una alternativa de solución, entonces el amor es el que aplica esa solución. Como la fé, así también el amor abandona el plano en el cual se juegan juegos interminables. Un juego interminable es el juego de victoria y derrota. Algunas personas solo pueden tratarse en el plano de la victoria y la derrota. O soy mas fuerte o soy mas débil que el otro, o triunfo yo o triunfa él. Uno de los dos debe perder. Es un juego sin fin. Por que cuando pierdo, lucho entonces para ganar la próxima vez. Y si no puedo ganarle al mismo contrincante, me busco otro a quien vencer. Por que no puedo soportar ser un eterno perdedor. El amor abandona el plano de la victoria y derrota, pasa por encima de él y asciende con el otro a un plano superior. No contemplara al otro como contendiente, sino como una persona que la cual hay muchas cosas buenas. Le interesara fortalecer lo bueno que haya en él, estimular sus capacidades y dejarlo vivir. No necesita de la derrota del otro para poder creer en su propio valor y fuerza. Quien haya encontrado su fundamento en sí mismo, mas aún, en Dios, quien haya encontrado su valor, aceptara al otro con su correspondiente valor. Esta actitud es menos fatigosa que la presión contínua de tener que vencer al otro.

Al elevarme por encima del plano del triunfo y derrota sustraere a la lucha continua por autoafirmarme. De pronto descubriré posibilidades mucho mas positivas para tratar con el otro. Me alegrare de su valor. Eso no menoscabara mi propio valor sino que, al contrario, me hará participar de la riqueza del otro. Solo hace falta mucha imaginación para superar el plano de victoria derrota y así obtener una alternativa de solución. Es parte de la esencia misma del amor dejarse guiar por intuiciones, idear soluciones imaginativas, descubrir nuevas sendas y posibilidades. El amor nos hace creativos. A veces, incluso, es un poco loco. Pero soluciones locas son mas humanas que el interminable juego en el plano del triunfo derrota.

A menudo se nos hace dificultoso el amor al prójimo por que tenemos ideales demasiados elevados al respecto. Nos proponemos una y otra vez amar al otro. Pero nos sentimos tremendamnte decepcionados cuando el otro tiene una opinión totalmente contraria, cuando nos ofrece resistencia o incluso nos combate. A menudo confundimos amor con armonía. Seria muy hermoso que todos pudiéramos vivir en armonía. Pero es una utopía. En nuestro anhelo de armonía son por lo general los otros quienes perturban esa armonía. Y entonces se nos hace difícil seguir amando a los aguafiestas de la esperada armonía.

El verdadero amor no plantea condiciones a los demás. Los acepta tal cual son. Constata con total sobriedad que hay en ellos insatisfacción, agresividad, ambición de poder, búsqueda de reconocimiento, intriga, pero también anhelo de bien. El amor no se hace ilusiones, transforma lo que es posible transformar. Suscita lo bueno en la persona enferma y quebrada. El amor no tiene miedo a los conflictos. Por que esta por encima del plano de los conflictos. Cuando surge un conflicto se pregunta que es lo que le hace realmente bien al otro. Al elevarse por sobre el plano del concflicto no se aferrara a las emociones sino que seguirá con consecuencia la búsqueda de una auténtica solución. El mero anhelo de armonía esquiva la dura realidad y se refugia en un mundo aparente. En cambio, el amor enfrenta la realidad, la aborda y la transforma. Solo se puede transformar lo que se ha aceptado. El amor cumple la ley fundamental de la vida asumiendo que la encuentra como algo ya dado.

Las fantasías utópicas dificultan a menudo el amor entre los cónyuges o entre los amigos. Se sueña con un amor mutuo, pero cuando el cónyuge no lavó los platos se derrumba súbitamente los castillos de arena. El vuelo del amor acaba en las trivialidades de la vida. Para San Benito el amor fraterno se manifiesta concretamente en la disposición de asumir los servicios diarios y cumplirlos concienzuda y cuidadosamente. El amor debe encarnarse y abrazar la realidad de la vida. La realidad a menudo es austera y consiste en mil pequeñeces. Al otro no solo lo acepto con sus sublimes pensamientos y sentimientos, sino también con sus costumbres que me crispan los nervios.

Para eso, para San Benito el amor se pone de manifiesto también en la mutua tolerancia de las flaquezas (Regla de San Benito, cap.52)

En lugar de aferrarse a fantasías, el amor aborda la realidad del otro y la de la convivencia, no cierra los ojos ante la realidad, pero se eleva por encima del plano en el que se riñe. Ve lo invisible en el otro mas allá de lo visible, ve su buena intención, su buen núcleo, sus capacidades positivas. Y lo trata desde ese plano. Por ese camino se relativizan muchas disputas. Estas no serán ya tan terriblemente importantes. No se las niega ni reprime, sino que se las acoge y trasforma. La utopía termina en resignación, en cambio el amor aborda activamente los problemas de la vida cotidiana, con mucha fantasía, con paciencia, con perseverancia, y con humor, que es una típica solución alternativa. En la Carta a lo Corintios, San Pablo describe clásicamente estas cualidades del amor: ¨ la caridad es paciente (makrothymos, magnánima), el amor es servicial (shresteutai, nos hace buenos…Todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera, no acaba munca ¨ (1 Co 13,4.7).

El amor enfrenta la realidad, la soporta, la transforma, por que cree en el bien que Dios ha depositado en ella. Y por que cree que Dios, en su amor, es capaz de transformarlo todo.

(Anselm Grün - "Sigue tu propio camino con la frente alta")

Credo Mariano

Creo que la Madre de Dios es también mi Madre.
Creo que soy hijo de la Madre del Redentor.
Creo Oh Virgen Auxiliadora que tu mirada no se aparta jamás de mí.
Creo que los que te honran poseerán la vida eterna.
Creo que gozas cuando te llamo.
Creo que comprendes plenamente mi llamada.
Creo que lo que me niegas, me lo niegas por amor maternal.
Creo que te preocupas cuando me ves sufrir.
Creo que te alegras cuando me arrepiento de mis pecados.
Creo que curas mis heridas cuando te lo permito.
Creo que no dejas de ayudarme aun en momentos de mala voluntad mía.
Creo que me amas con amor de preferencia cuando trato de ser mejor.
Creo que me amas con amor de misericordia cuando me dejo vencer por el mal.
Creo que me quisiste desde el primer momento de mi vida.
Creo que te amaré por toda la eternidad.
Creo que cuando Dios quiere hacer santa a una persona la hace más devota de la Virgen María.
Creo que si como los latidos del corazón son señal segura vida, así, invocar con frecuencia a la Madre de Dios es señal de vida eterna.
Creo que si tengo fe en María Auxiliadora, veré lo que son milagros.
Creo que en asuntos de salud la Santísima Virgen puede hacerlo que  no pueden obtener los médicos.
Creo que lo primero que me pide la devoción a María Santísima es luchar contra el pecado.
Creo que una devoción a la Virgen María en la que no se consiga la enmienda de mi vida, no es grata del Señor.
Creo que cuando María ruega, todo se obtiene, nada se niega.
Creo que jamás se ha oído decir que alguno haya invocado con fe a la Madre de Dios y haya sido abandonado.
Creo que tengo una Madre que no se me va a morir: María.
Creo que si digo varias veces cada día: -María Auxiliadora, ruega por nosotros, obtendré maravillosos favores que necesito.
Creo que si rezo con Fe a la Virgen María, llegará pronto el tiempo en que el demonio no logrará que yo cometa ni un solo pecado deliberado.
Creo que María, como en Caná, se da cuenta cada día de lo que necesitamos y ruega a Jesús por nosotros.
Creo que nada es imposible para quien tiene fe;
Creo que todo es posible para quien cree sin dudar.


San Clemente I, papa

El 4° pontífice de la Iglesia, Clemente I, nació en el monte Celio y estaba emparentado con los emperadores romanos.  Gobernó a la Iglesia desde el año 93 hasta el 101.
Fue discípulo de San Pedro, y San Pablo lo menciona en la carta a los Filipenses.
Es uno de los llamados Padres Apostólicos.
Su carta a los Corintios es una de las joyas literarias de su tiempo. En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre al Pontífice de Roma. Entre otras cosas dice: "el que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de Dios y no una conquista.
Siendo papa escribió las Actas de los Mártires
Murió ahogado por orden del emperador, en el Quersoneso, el año 97. Las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo que no  adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla.
Su cuerpo se venera en una bella basílica de Roma.

Lc 21, 10-19

Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

Envíanos locos!


¡Oh Dios!, envíanos locos,
de los que se comprometen a fondo,
de los que se olvidan de sí mismos,
de los que aman con algo más que con palabras,
de los que entregan su vida de verdad
y hasta el fin.
 

Danos locos,
chiflados,
apasionados,
hombres capaces de dar el salto
hacia la inseguridad,
hacia la incertidumbre sorprendente
de la pobreza;
danos locos,
que acepten diluirse en la masa
sin pretensiones de erigirse un escabel,
que no utilicen su superioridad en su provecho.

Danos locos,
locos del presente,
enamorados de una forma de vida sencilla,
amantes de la paz,
puros de conciencia,
resueltos a nunca traicionar,
capaces de aceptar cualquier tarea,
de acudir donde sea,
libres y obedientes,
espontáneos y tenaces,
dulces y fuertes.

Danos locos, Señor; danos locos.


María, madre de Jesús y madre nuestra,
nos ponemos junto a ti bajo la cruz de tu Hijo, 
con el deseo de que tú nos hagas entrar en el misterio de su vida y de su muerte;
habitar en su corazón;
permanecer a sus pies en escucha y contemplación.
Suscita en nosotros, María,
aquellos sentimientos de participación
en el sufrimiento de Cristo y del mundo,
que fueron los tuyos.
Tú ves qué imperfectas son nuestras palabras
y qué lejanos nuestros conceptos
de esta verdad que tú vives.
Ayuda a cada uno de nosotros,
a orar en silencio, a adorar.
Danos la alegría, con tu Hijo,
por la gracia del Espíritu Santo,
que invocamos de la potencia del Padre. 

Amén.





Santa Cecilia

La más célebre de las vírgenes y mártires romanas, según una antigua tradición, nació en la capital del imperio, en la noble familia de los Cecilios. Desde muy niña consagró a Dios su virginidad.
Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda.
Obligada a casarse con Valeriano, joven pagano, lo persuadió de que la respetase y se hiciese cristiano. Luego catequizó y convirtió también a Tiburcio, hermano de Valeriano.
Poco después el prefecto Almaquio ordenó matar a Cecilia, que fue decapitada en su propio palacio el año 238. La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Ese palacio se convirtió, con el tiempo, en una de las iglesias más antiguas de Roma. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.
Santa Cecilia es honrada universalmente como patrona de la música, los músicos y los cantores.

Lc 21, 5-9

Algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas. Entonces Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está cerca". No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".

Rezo por ti - Luis Enrique Ascoy

Rezo por ti, y le pido a mi Señor que derrame sobre ti toda su paz en tu interior.
Te amo y rezo por ti, para que en tu corazón reine siempre la alegría, la verdad y el perdón.
Que Dios te bendiga y proteja cada día, que ilumine tu razón y te de una nueva vida desde hoy, hoy.

Coro:
Y que fluya su amor a través de mis manos
y que expulse al temor, a la angustia y al llanto.
Que la paz de mi Señor Jesús te renueve a cada paso
y que hoy mismo bañe con su luz las sombras de tu pasado,
rezo por ti.

Rezo por ti, sin ponerte condición ni tener la expectativa de pedirte algún favor.
Tan solo yo rezo por ti, pues de todo corazón quiero verte más feliz y en el camino del Señor.
Por eso te pongo en las manos de María y bajo su protección, que ella cuide tu vida desde hoy, hoy.