Nació en Lima, Perú, en 1586. Fue la primera santa canonizada
del Nuevo Mundo. Aunque fue bautizada con el nombre de Isabel, se le
llamaba comúnmente Rosa y ése fue el nombre que le impuso en la
Confirmación el arzobispo de Lima, Santo Toribio.
Rosa
tomó a Santa Catalina de Siena como modelo. Se dedicó a atacar el amor
propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la
voluntad propia.
Ingresó a la tercera orden de Santo
Domingo y, a partir de entonces, se recluyó en una cabaña que había
construido en el huerto de su casa.
Llevaba sobre la
cabeza una estrecha cinta de plata, cuyo interior estaba erizado de
picos, era una especie de corona de espinas.
Su amor por
el Señor era tanto que cuando hablaba de El, cambiaba el tono de su voz
y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba
su alma.
Tiempo después, una comisión de médicos y
sacerdotes examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran
realmente sobrenaturales. El modo de vida y las prácticas ascéticas de
Santa Rosa de Lima sólo convienen a almas llamadas a una vocación muy
particular. Lo más admirable en Santa Rosa fue su gran espíritu de
santidad heroica, porque todos los santos ya sea en el mundo, el
desierto o en el claustro, poseen el rasgo común de haber tratado de
vivir para Dios en cada instante. Quien tiene la intención pura de
cumplir en todo la voluntad de Dios, podrá servirle con plenitud en
todo lo que haga.
Santa Rosa murió el 24 de agosto de 1617, a los 31 años de edad. El Papa Clemente X la canonizó en 1671.
Fuera de la Cruz no hay otra escalera por donde subir al cielo."
Gloriosa Santa Rosa de Lima,
tú que supiste lo que es amar a Jesús con un corazón tan fino y generoso,
enséñanos tus grandes virtudes para que, siguiendo tu ejemplo,
podamos gozar de tu protección en la tierra y de tu compañía en el cielo.
Amén
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