"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mt 17, 22-27
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: "El
Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y
al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados. Al llegar a
Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y
le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?". "Sí, lo
paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a
preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y
las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?". Y
como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere
decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a
esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y
ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga
por mí y por ti".
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