No somos lo que podemos sentir en un instante, no somos odio,
no somos envidia, no somos rabias, no somos lujuria; somos hijos de Dios
que buscamos ser cada vez mejores.
Conocer el corazón del Padre
tiene que ser la meta de cada hijo, dado que en el corazón del Padre se
encuentran respuestas a los dramas cotidianos que cada uno de nosotros
puede vivir, porque: ¿cómo es posible que siendo tan buenos nosotros,
podamos sentir cosas tan malas? porque somos humanos, y Dios sabe eso,
que buscamos amarle así sea con tanteos.
El autorechazo es uno de
los castigos más severos que nos podemos proporcionar nosotros mismos,
lo cual se encuentra muy lejos del corazón del Padre Bueno.
Somos nuestra bondad expresada en la sencillez de nuestros sentimientos.
Somos el amor que le brindamos a los más débiles.
Somos la caridad en tiempos de emergencias.
Somos de Dios aunque no lo creamos, Dios sí lo cree.
Somos
nuestra desición de cada día, no podemos ser aquello que está en la
periferia de nuestra vida, los sentimientos negativos son productos
externos a nosotros, que no nos definen; nos definen las bondades... por
muy chiquitas que ellas pueden ser; no somos pecado, somos gracia de
Dios.
Por Jesús Alfonso Morales
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