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Ya llega!



Viacrucis

"TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS PORQUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO..."

Viacrucis o vía crucis, significa «camino de la cruz» y se refiere a las diferentes etapas o momentos vividos por Jesucristo desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y sepultura. La expresión se usa también comúnmente para expresar todo tipo de dificultades que se presentan en la vida cuando se quieren alcanzar ciertos objetivos.
"Vía Crucis" latín de "Camino de la Cruz". También conocido como "Estaciones de la Cruz" y "Vía Dolorosa". Se trata de un acto de piedad, un camino de oración que busca con la meditación de la pasión y muerte de Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de catorce imágenes de la Pasión o "Estaciones" correspondientes a incidentes particulares que, según la tradición cristiana, Jesús sufrió por nuestra salvación basados en los relatos evangélicos y la tradición. También se llama Viacrucis al recorrido de cruces que señalan un camino o una ruta donde se puede realizar este ejercicio piadoso.

Primera Estación: Jesús es condenado a muerte.
Segunda Estación: Jesús carga con la cruz.
Tercera Estación: Jesús cae por primera vez.
Cuarta Estación: Jesús encuentra a su santísima madre María.
Quinta Estación: Jesús es ayudado por Simón el Cirineo a llevar la cruz.
Sexta Estación: Verónica limpia el rostro de Jesús.
Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez.
Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Novena Estación: Jesús cae por tercera vez.
Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
Undécima Estación: Jesús es clavado en la cruz.
Duodécima Estación: Jesús muere en la cruz en medio de dos ladrones.
Decimotercera Estación: Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de María, su madre.
Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado en el sepulcro.






(Fuente: Peregrinos Tandil)
La lucha por el poder, es lo que nos aleja de Dios. El servicio humilde, sobre todo a los más pobres y necesitados, hace que el poder humilde de Dios se haga presente en nosotros...
Con tu mirada fija en Jesús, no pongas atención a esos pensamientos que te dicen "no vales".
“Eres valioso para mi”, te dice el Señor, “de valor incalculable, infinito”...
No temas, no desmayes, no te des por vencido!!!

SAN BENJAMÍN

El rey Yezdigerd, hijo de Sapor II puso fin a la cruel persecución de los cristianos que había sido llevado al cabo en Persia durante el reinado de su padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo mal entendido incendio el Pireo o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas.

El rey amenazó con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó a matar e inició una persecución general que duró 40 años.

Uno de los primeros mártires fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo encarcelado durante un año.

Benjamín era un joven de un gran celo apostólico en bien de los demás. Hablaba con fluida elocuencia.

Incluso había logrado muchas conversiones entre los sacerdotes de Zaratustra. Los meses que pasó en la cárcel le sirvieron para pensar, orar, meditar y escribir.

En estas circunstancias llegó a la ciudad un embajador del emperador bizantino y lo puso en libertad. Y le dijo el rey Yezdigerd: "Te digo que tú no has tenido culpa alguna en el incendio del templo y no tienes que lamentarte de nada".

¿No me harán nada los magos?, preguntó el rey al embajador. No, tranquilo. No convertirá a nadie, añadió el embajador.

Sin embargo, desde que lo pusieron en libertad, Benjamín comenzó con mayor brío e ímpetu su trabajo apostólico y convirtió a muchos magos haciéndoles ver que algún día brillará en sus ojos y en su alma la luz verdadera.

De no ser así –decía – yo mismo sufriré el castigo que el Señor reserva a los seguidores que no sacan a relucir los talentos que él les ha dado.

Esta vez no quiso intervenir el embajador. Pero poco después, el rey lo encarceló de nuevo y mandó que le dieran castigos hasta la muerte,siendo luego decapitado

Murió alrededor del año 420.

Jn 11, 45-57

Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: "¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación". Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: "Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?". No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí permaneció con sus discípulos. Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: "¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?". Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.

Promete que


Promete que: Te tratarás con gentileza. Te mirarás en el espejo y verás tu propia hermosura. Serás fuerte. Alimentarás tu alma. Rezarás tus oraciones. Prohibirás la ira. Vivirás un instante por vez. Escucharás música. Harás música. Buscarás inspiración. Aprenderás. Creerás en los cuentos de hadas y en la magia de tus sueños. Te abrazarás. Sentirás brillar el Sol. Volverás a creer. Por siempre recordarás que tienes un ángel guardián que te protege y hallarás la esperanza y a tu verdadero amor...

San Leonardo Murialdo

Leonardo Murialdo fue hijo de los nobles y acaudalados turinenses Leonardo Murialdo y Teresa Rho, y nació el 26 de octubre de 1828, en Turín, Italia. Recibió una esmerada y piadosa educación de su madre -viuda cuando Leonardo sólo tenía ocho años de edad-, y de los padres escolapios, en cuyo colegio tuvo que sufrir la persecución de que le hicieron objeto algunos malévolos compañeros, que veían con malos ojos su virtuosa conducta. Convencido de que Dios lo llamaba al sacerdocio, tomó muy en serio el prepararse a ser un digno ministro de Dios, hasta conseguir primero el grado de doctor en teología, y luego el perfeccionarse en las materias eclesiásticas y en la vida espiritual, mediante viajes de estudio al extranjero, sobre todo al seminario de San Sulpicio de París.

Al principio de su carrera sacerdotal ayudó en la enseñanza del catecismo a su primo el teólogo Roberto Murialdo. «No me hice sacerdote para el descanso, sino para el trabajo», decía a quienes le aconsejaban una actividad menos agobiante. San Juan Bosco descubrió las bellas cualidades de Leonardo y lo invitó a ser también su colaborador en favor de la niñez, cosa que él aceptó gustoso, no sólo con su persona, sino empleando sus recursos pecuniarios con generosidad durante catorce años.

Al regresar de uno de aquellos viajes de estudio, se encontró con el nombramiento de director de un colegio para niños pobres llamado de «Los Artesanitos», que al parecer debía desempeñar en forma provisional, pero que realmente se prolongó por treinta y cuatro años, tiempo durante el cual vio la necesidad de rodearse de otros colaboradores. Su tarea culminó en la fundación de la sociedad religiosa de los Josefinos. Una gran cruz, que pesó largos años sobre los hombros de san Leonardo, fue la administración económica de «Los Artesanitos», pues no se contaba con el dinero suficiente, y cada día se presentaba el problema de cómo allegar medios para alimentarlos.

San Juan Bosco y otros personajes animaron al teólogo Murialdo a poner las bases de la congregación religiosa que hacía falta, la de los Josefinos, y él, dócilmente, redactó sus constituciones, que podría decirse que se resumen en esta frase: «Hacer y callar». Sus virtudes más notables fueron, el celo por el bien de los niños pobres, a quienes educaba y hacía educar de un modo paternal, sólido, profundamente religioso y para la vida práctica; la humildad y el espíritu de oración. Murió el 30 de marzo de 1900. Fue beatificado por Su Santidad Paulo VI en 1963, y canonizado por el mismo papa el 3 de mayo de 1970.

Jn 10, 31-42

Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús. Entonces Jesús dijo: "Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?". Los judíos le respondieron: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios". Jesús les respondió: "¿No está escrito en la Ley de ustedes: 'Yo dije: Ustedes son dioses'? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra ?y la Escritura no puede ser anulada? ¿cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: 'Yo soy Hijo de Dios'? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre". Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: "Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad". Y en ese lugar muchos creyeron en él.

Qué difícil

Qué difícil Señor se torna la vida cuando los días grises hacen que en nuestro interior no reine la paz y el bienestar que viene de Ti.
Qué difícil subir montañas pedregosas que no responden a nuestros ideales y creencias… y aún así seguir subiendo esperando un nuevo amanecer.
Qué difícil cuando parece que la naturaleza se pone en contra, cuando la lluvia, el aire y la tempestad azota nuestro corazón haciéndonos creer que no podemos seguir caminando porque las circunstancias nos lo impiden.
Qué difícil cuando pones alma, corazón y vida en todo aquello que vives y haces… y no recibes el aplauso acogedor y fraterno del arco iris.
Qué difícil contemplar una flor, sencilla y pequeña, con ojos humildes, ojos que admiren su belleza no sólo por su hermosura sino por la savia que fluye en su interior.
Qué difícil perdonar las huellas que nos dañan, y aún así seguir caminando, siempre caminando… con la esperanza de que esas huellas se difuminen con el paso del tiempo y marquen un sendero claro.
Qué difícil, Señor, vivir en armonía con el hermano, con la vida,… sin tener presente en todo momento el Amor que tú nos invitas a acoger y transmitir.
Tú nos conoces, tú nos alientas, tú nos empujas a avanzar, a luchar, a creer, a vivir desde lo positivo, a perdonar…
Sólo desde ti tiene sentido nuestro proyecto. Solo por ti el universo gira y acompasa la experiencia de los años con la libertad interior.
Haznos sensibles a tu voz, que sepamos encontrarte en la adversidad, en la frialdad y en todo lo que vivimos con intensidad, con la certeza de que Tú estás presente en todas las situaciones.
Abre nuestros oídos para escucharte, nuestra boca para denunciar lo injusto y mueve nuestros pies para recordarnos que Tú y solo Tú eres el centro de nuestra vida.



¿Tenemos tiempo para el prójimo que tiene necesidad de nuestra palabra, de mi palabra, de mi afecto? ¿Para aquel que sufre y necesita ayuda? ¿Para el prófugo o el refugiado que busca asilo? ¿Tenemos tiempo y espacio para Dios? ¿Puede entrar Él en nuestra vida? ¿Encuentra un lugar en nosotros o tenemos ocupado todo nuestro pensamiento, nuestro quehacer, nuestra vida, con nosotros mismos?

Agradezco el llanto porque así valoro la alegría.
Agradezco en el infortunio porque así valoro la felicidad.
Agradezco la muerte porque así valoro la vida.
Agradezco la impotencia porque en ello me doy cuenta que Dios existe.
Agradezco ser hombre porque siento la presencia del Señor.
Sentirte me hace vivir, vivir me hace agradecer...
Gracias DIOS !

San Guillermo Tempier

No tenemos muchas noticias acerca de san Guillermo Tempier, pero su memoria estuvo desde el origen ligada al 29 de marzo y así la reporta el Martirologio Romano.

Se desconoce cuándo y dónde nació, se cree que en Poitiers (Francia), porque era Canónigo Regular en San Hilario de Poitiers, fue elegido obispo de esa ciudad en 1184, como lo prueba un documento de ese año.

Es recordado por su valentía en la defensa de los derechos y bienes de su diócesis; esto también se sustenta en un documento de 1185, que lo señala como defensor contra los perseguidores de la Diócesis, y dotado de viril paciencia.

En 1191 aparece como «Guillermo el fuerte», en ese año obligó a una de sus vasallos a prestarle el debido homenaje; no hay que olvidar que era la Edad Media, y las costumbres generales de la época obligaban a asumir actitudes, para nosotros hoy incomprensibles.

Después de trece años de intenso episcopado, murió el 29 de marzo de 1197, y fue enterrado en la iglesia de San Cipriano. Guillermo Tempier, el obispo que en vida fue fuertemente confrontado por los notables de la diócesis, de muerto fue honrado como santo; señal de que, además de la energía expresada en la conducción administrativa y política de la diócesis, en el campo pastoral fue un gran obispo, atento a la vida espiritual de sus fieles, para quienes era un ejemplo íntegro.

El pueblo de Poitiers se dirigía a su tumba para ser curados de hemorragias.

Jn 8, 51-59

Jesús dijo a los judíos: "Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás". Los judíos le dijeron: "Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: 'El que es fiel a mi palabra no morirá jamás'. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?". Jesús respondió: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman 'nuestro Dios', y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: 'No lo conozco', sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría". Los judíos le dijeron: "Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?". Jesús respondió: "Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, yo soy". Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del templo.

NO PREGUNTES


Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia... sino dile que en ti, tiene un amigo.
Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto... sino dile que tu tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.
Al que anda tambaleante por la vidano le analices por qué no ha llegado nunca a ninguna parte... mejor dile que tu tienes una luz, un consejo,y un bastón por si llegara a necesitarlos.
Al que anda sin templo y sin oración no le preguntes por qué es un descreído... mejor enséñale a Dios, y mételo en el secreto de tu plegaria.
A esos que hacen un caos de su vida no les preguntes que causa su confusión... mejor enséñales el rastro sosegado de la fe, y el fluir constante de tu serenidad.
Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le pesa tanto... mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él... Y ya poco a poco irá llegando la luz.
Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las normas, las deducciones y los raciocinios... mejor dale la mano, y dile:"¡Voy contigo!"
No le preguntes a cada uno su necesidad...
Mejor demuéstrales que siempre hay un sueño más asombroso que su mala suerte.

Querido Dios:
Solo tengo un corazón roto, empequeñecido y herido. Sé que Tú podrás repararlo
Gracias!!
No seas como los demás quieren que seas, sino como Dios quiere que seas.

Tu felicidad verdadera proviene de saber que que eres ¨HIJO¨ de Dios, que El te ama infinitamente, de una manera gratuita y que siempre tiene los brazos abiertos para recibirte de regreso.

María, Madre de la humanidad...
Nuestra Señora, Reina de la Paz...
Que guardaste en tu seno la Divina Luz...
Tu que acunaste a la Vida eterna...
Para beneplácito de Dios, el Altísimo...
Eres medianera ante el precioso y preciado Hijo...
Porque de la abundancia de su gracia recibiste...
Eres Fuente de su inagotable amor y misericordia...
Así, que confiados acudimos a ti, Señora...
Puente a las Bienaventuranzas...
Para que intercedas ante nuestros desórdenes y confusión...
Ruega por nosotros al Espíritu Santificador...
Para que nos conceda los dones de Sabiduría y Revelación...
Que todos conozcamos verdaderamente al Señor...
Y nos dejemos transformar, y guiar por su Palabra...
Para que nuestra conciencia se abra...
Y se nos manifieste lo grabado por él en nuestro corazón...
Ya que estamos llamados al Amor...
A mantenernos en Cristo unidos...
Estrechando en la paz los vínculos...
Para superar toda discordia y división...
¡Alcánzanos estos poderosos dones!
Para que podamos construir, una sociedad mejor.
Madre santa, te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor...
Que está a la derecha del Padre...
Que reina en la Una y única e indivisa Trinidad
Por los siglos de los siglos
Amén
 
 

San Esteban Harding

San Esteban Harding vivió entre los siglos XI y XII. Nacido en Inglaterra, de padres ricos y nobles, se educó con los monjes en el condado de Dorset. Al salir de la abadía, viajó a Escocia, a París y a Roma. Vuelto a Francia con un amigo, en Lyón tuvo noticias del monasterio benedictino de Molesmes, fundado por san Roberto en 1076, en Langres. Se encontró allí con el fundador y con Alberico, con quienes más adelante había de fundar la orden del Císter. Los tres tenían el mismo ideal: consagrarse a la oración, la penitencia y la pobreza. Unos pocos hombres se les habían unido, formando una comunidad. Con la tala de algunos árboles habían erigido un oratorio y con ramas, unas cabañas para descansar. Comían hierbas y raíces y se sentían contentos en la pobreza más extrema.
Con el tiempo, el espíritu ascético de la comunidad fue decayendo. Roberto, Albernico y Esteban, y algunos más, abandonaron Molesmes y erraron, buscando un sitio desierto, hasta llegar a la aldea de Citeaux, cerca de Dijon, donde encontraron un espeso bosque. Allí se afincaron; levantaron algunas chozas para alojarse y construyeron una capilla, que dedicaron a la Virgen. En 1098, el 21 de marzo, día entonces de san Benito, quedó fundada la orden del Císter (que es el nombre castellano de Citeaux). Roberto fue el abad, Alberico  el prior y Esteban el subprior. Pero un año más tarde Roberto regresó a Molesmes, llamado por los monjes, y Alberico murió poco después. De tal modo Esteban lo sucedió como abad. Pero fue tan exigente que las vocaciones disminuyeron.
Inesperadamente le llegó un providencial auxilio. Unos treinta jóvenes se acercaron al monasterio; querían ser admitidos como novicios; los dirigía un joven noble borgoñón, de nombre Bernardo, y los demás eran amigos y parientes suyos.
A partir de este momento, la orden cisterciense tuvo un pujante desarrollo. De todas partes afluyeron postulantes con ansias de penitencia y sacrificio. Gentes de distintas condiciones y estados fueron golpeando las puertas de la abadía. Se multiplicaron las fundaciones: Pontigny, Morimond, Claraval ...
En 1119 dependían de Citeaux y Claraval nueve abadías, y ese mismo año san Esteban promulgó la Carta de caridad, que reglamenta la vida de la orden cisterciense. Las abadías debían estar fuera de los centros urbanos y ofrecer una imagen de pobreza y sencillez; no tendrían otras tierras que las que pudiesen explotar, y la única ocupación que podían tener los monjes eran la oración y el trabajo manual; sus conocimientos se ceñirían a lo necesario para el sacerdocio. Se suprimiría todo ornato y magnificencia en el culto y los monjes se abstendrían de poseer propiedades o rentas; la comunidad debería sostenerse con el trabajo propio.
A pesar de todas estas restricciones, los cistercienses se vieron obligados, por los problemas de la Iglesia y del siglo, a salir de los claustros, para combatir la herejía, para predicar en los países eslavos, para mediar en la lucha entre el Papado y el Imperio,  para abogar las cruzadas. Casi ciego, Esteban murió en 1134.

Jn 8, 31-42

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?". Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto al Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre". Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham, obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió: "Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió".
Cuando Dios te quita algo de tus manos no te está castigando, sólo está abriéndote las manos para que recibas algo mejor.

En este mundo podemos cambiar muchas cosas... Empecemos por nosotros mismos!!!

Salmo 102


San Ruperto, obispo

Era originario de Irlanda, nacido en el seno de la noble familia de los Rupertinos, o Robertinos.

Después de recibir una formación monástica, hacia el año 700 Ruperto se estableció en Baviera, donde se dedicó a la predicación itinerante, obteniendo buenos resultados en Regensburg y en Lorch.

Con la ayuda del conde Teodoro de Baviera, San Ruperto fundó en lo que hoy es Seekirchen, cerca de Salzburgo, Austria, una iglesia dedicada a San Pedro. Pero el lugar no era el idóneo para sus proyectos, y entonces le pidió al conde otro territorio, a orillas del río Salzach, cerca de la antigua y decadente ciudad romana de Juvavum.

El monasterio que construyó allí, dedicado también a San Pedro, es el más antiguo de Austria. En torno a él se desarrollaría la nueva Salzburgo, obra de San Ruperto y sus doce colaboradores llegados de su tierra natal, entre los que se encontraban San Cunialdo y San Gislero.

Esta ciudad, literalmente “ciudad de la sal”, con justa razón lo venera no solamente como su primero obispo, sino también como su refundador. San Ruperto fue quien organizó la explotación técnica de las cercanas fuentes de sal, con perdurables beneficios para toda la comunidad.

Falleció el día de Pascua de 718. La iconografía lo representa generalmente con un salero o un pequeño barril de sal en las manos. San Ruperto es el santo patrono de Salzburgo, en cuya espléndida catedral se conservan sus reliquias. Se le venera en los países de habla alemana, y en Irlanda.


Jn 8, 21-30

Jesús dijo a los fariseos: "Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir". Los judíos se preguntaban: "¿Pensará matarse para decir: 'Adonde yo voy, ustedes no pueden ir'?". Jesús continuó: "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: 'Ustedes morirán en sus pecados'. Porque si no creen que yo soy, morirán en sus pecados". Los judíos le preguntaron: "¿Quién eres tú?". Jesús les respondió: "Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo". Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre. Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que yo soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada". Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.
Pese a las dificultades, debemos mantener la esperanza... Dios nunca nos abandona.

LO DIFÍCIL TAMBIÉN PASARÁ


Hubo un momento en el que la noche parecía eterna y hoy todo eso parece tan lejano.
Hubo un momento en el que nada de lo que hacías resultaba, cuando de pronto apareció la respuesta.
Hubo un momento en el que dejaste de creer en el amor y de repente, tu corazón, con más intensidad que nunca, lo encontró de nuevo.
Hubo un momento en el que por el desierto se esparcían tus palabras y hoy dan retoño sus semillas.
Hubo un momento en el que creíste que era lo peor que te podía pasar y hoy agradeces tu destino.
Hubo un momento en el que jurabas que no podrías pasar esa prueba y hoy es tan sólo un paso más.
Hubo un momento en el que creíste que no podías hacer algo y hoy te sorprendes de lo bien que lo haces.
Hubo un momento en el que los monstruos y los ogros intimidaban tu vida y hoy sonríes al ver cómo tus miedos engrandecían sus sombras.
Nunca olvides que la vida, renovada por la gracia de nuestro Creador, es más grande que tus miedos, y que tu fuerza en el Señor es mayor que tus dudas.
Aunque tu mente esté confundida, tu corazón siempre sabrá la respuesta, y con el tiempo, lo que hoy es difícil... ¡mañana será un tesoro!

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses 4:13

La fe es siempre un proceso; no desprecies a aquel que no va a tu ritmo. Lo mejor es que los dos vayan al ritmo de Dios...


Desierto


San Ludgero, obispo

La historia de san Ludgerio, primer obispo de Münster, nacido alrededor del 745 en Frisia, de una noble familia, está ligada a un hecho nuevo en el mundo cristiano: en esa época el cristianismo traspasó las fronteras del Imperio Romano, con la evangelización de la Germania transrenana. En esta misión, que alcanzó su máximo desarrollo con san Bonifacio, encontramos comprometido a san Ludgerio, discípulo de san Gregorio y Alcuino de York. Después de su ordenación como sacerdote en Colonia en el 777, Ludgerio se dedicó a la evangelización de la región pagana de Frisia, donde san Bonifacio había sufrido el martirio.

Los métodos utilizados por el emperador Carlomagno para someter esta región y cristianizarla estaban en poca armonía con el espíritu del Evangelio: en el 776, durante la primera expedición, el rey impuso el bautismo a todos los guerreros vencidos; pero la posterior rebelión de Widukind vino acompañada de una apostasía general. Ludger tuvo que huir, y después de visitar Roma llegó a Montecassino, donde vistió el hábito monástico sin emitir votos. La sublevación fue aplastada en el 784 y la represión fue muy intensa: el rechazo del bautismo y la ruptura del ayuno de Cuaresma se podían castigar con la muerte, pero este régimen de terror -contra el cual se dirigió la condena del gran maestro Alcuino- hacía aborrecible el propio cristianismo, que sin embargo echó raíces y floreció en abundancia gracias a los auténticos propagadores del Evangelio, como san Ludgerio, a quien el mismo Carlomagno fue a buscar a Montecassino, y lo envió de nuevo a su patria, con el encargo de continuar la misión en Frisia. Poco después, para premiar su celo, le ofreció la sede vacante de Tréveris, pero el santo se negó. No eludió, en cambio, su deber como misionero, aceptando ocupar el lugar del abad Bernardo en el territorio de Sajonia.

En el 795 Ludgerio erigió el monasterio, alrededor del cual surgió la actual ciudad de Münster (precisamente «Münster» en alemán se relaciona con «monasterio»). El territorio pertenecía al distrito eclesiástico de Colonia, ya que Ludger sólo aceptó en el 804 ser consagrado obispo de la nueva diócesis. Antes de esta fecha, el infatigable misionero no tenía sede fija. Construyó iglesias y escuelas, y fundó nuevas parroquias que confió a sacerdotes que él mismo había formado en su escuela de la Catedral de Mimigernaeford. A él se debe también la fundación del monasterio benedictino de Werden [perteneciente hoy a la región de Essen], donde más tarde fue enterrado. Murió el 26 de marzo del 809 y fue venerado enseguida como santo. Su tumba en Werden es meta de peregrinación.

Lc 1, 26-38

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser esto, si yo no convivo con ningún hombre?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.
Todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios.

En las horas de duda... dame luz
En las horas de cansancio... dame fuerza
En las horas de miedo... dame valor
En las horas de dolor... dame paz
En las horas de rendición... dame coraje

Fiat


Solemnidad de la Anunciación del Señor

Esta gran fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. Era el propósito divino dar al mundo un Salvador, al pecador una víctima de propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella -que debía permanecer virgen- un Hijo y al Hijo de Dios una nueva naturaleza humana capaz de sufrir el dolor y la muerte, afín de que El pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras transgresiones.

El mundo no iba a tener un Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su Fíat. En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la tierra. En ese instante el alma de Jesucristo producida de la nada empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es acogida para cooperar con su libre consentimiento.

Jn 12, 20-33

Había unos griegos que habían subido a Jerusalén para adorar a Dios durante la fiesta de Pascua. Éstos se acercaron a Felipe de Betsaida de Galilea, y le dijeron: "Señor, queremos ver a Jesús". Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos se lo dijeron a Jesús. Él les respondió: "Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. Mi alma ahora está turbada. ¿Y qué diré: "Padre, líbrame de esta hora"? ¡Si para eso he llegado a esta hora! ¡Padre, glorifica tu Nombre!". Entonces se oyó una voz del cielo: "Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar". La multitud, que estaba presente y oyó estas palabras, pensaba que era un trueno. Otros decían: "Le ha hablado un ángel". Jesús respondió: "Esta voz no se oyó por mí, sino por ustedes. Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera; y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí".