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La oración es la única manera de superar los momentos difíciles. Así que cuando ya no puedas estar de pie… ¡arrodíllate!

Hermosa niña, divinidad y amor plasmados en tan graciosa figura hecha mujer y madre de toda la humanidad, al dar tu sí a nuestro padre Dios.
Enséñanos niña linda, el camino que debemos seguir para igualar tu entrega y confianza ciega en la voluntad divina. Ayúdanos a ser verdaderos apóstoles de Cristo Jesús, y siempre tómanos de la mano, nunca nos permitas que separemos nuestros pensamientos y actuar de tus divinos ojos.
Gracias mamita por aceptar ese dolor tan grande al dar a tu hijo por toda la humanidad, amor más grande que ha existido y que se ha conocido en la humanidad.
Gracias por tus infinitas bondades para con nosotros.
A tí virgencita gracias sean dadas, la más humilde de las siervas del señor.
Alabada seas María Santísima.
Amén.

San Juan Bosco

San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia.
Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
Su su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio.
Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas).
Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”.
Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”.
San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.


Mc 5, 21-43

Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se sane y viva". Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré sanada". Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba sanada de su mal. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?". Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?". Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sanada de tu enfermedad". Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?". Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas". Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme". Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!". En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que dieran de comer a la niña.
En medio de tu desierto, Jesús será tu oasis. El es fuente de agua viva.

CARTA DE DIOS

Tu eres un ser humano, eres mi milagro, y eres fuerte, capaz, inteligente y lleno de dones y talentos.
Cuenta tus dones y talentos y entusiásmate con ellos.
Reconócete, encuéntrate, acéptate, anímate, y piensa que desde este momento puedes cambiar tu vida para bien, si te lo propones y te llenas de entusiasmo.

Eres mi creación más grande. Eres mi milagro.
No temas comenzar una nueva vida; no te lamentes nunca, no te quejes, no te atormentes, no te deprimas.
¿Como puedes temer, si eres mi milagro?
Estas dotado de poderes desconocidos para todas las criaturas del universo porque eres único.
Solo en ti esta aceptar el camino de la felicidad, enfrentarlo y seguir siempre adelante hasta el fin, simplemente porque eres libre. Te hice libre.
En ti esta el poder para no atarte a las cosas. Las cosas no hacen la felicidad.

Te hice perfecto para que aprovecharas tu capacidad y no para que te destruyeras con tonterías.
Te di el poder de pensar, de imaginar, de amar, de crear, de determinar, de planear.
Te di el poder de elección.
Te di el dominio de elegir tu propio destino usando tu voluntad.
¿Qué has hecho de estas tremendas fuerzas que te di?
No importa. De hoy en adelante olvida tu pasado, usando sabiamente tu poder de elegir.

Elige amar en lugar de odiar.
Elige reir en lugar de llorar.
Elige crear en lugar de destruir.
Elige perseverar en lugar de renunciar.
Elige alabar en lugar de criticar.
Elige curar en lugar de herir.
Elige dar en lugar de quitar.
Elige actuar en lugar de aplazar.
Elige crecer en lugar de consumirte.
Elige bendecir en lugar de blasfemar.
Elige vivir en lugar de morir, y?
Aprende a sentir mi presencia en cada acto de tu vida.

Crece cada día un poco más en el optimismo y en la esperanza.
Deja atrás los miedos y los sentimientos de derrota.
Yo estoy a tu lado siempre. Llámame, búscame, acuérdate de mí.
Te estoy esperando para amarte.
Si has de venir hacia mí un día? que sea hoy en este momento.
Cada instante que vivas sin mí es un instante infinito que pierdes de paz.
Trata de volverte niño: simple, inocente, generoso, dador, con capacidad de asombro y capacidad de conmoverte ante la maravilla de sentirte humano?
Porque puedes conocer mi amor, puedes sentir una lágrima, puedes comprender el dolor.

No olvides que eres mi milagro; que te quiero feliz, con misericordia, con piedad, para que este mundo que transitas pueda acostumbrarse a reír.

¡Porque estoy a tu lado!

Dios 


Creo en Dios Padre, que nos ha hecho a todos iguales, y no quiere que haya pobres ni diferencias entre unos pueblos y otros

María, Madre nuestra, Tú has tenido siempre confianza en los niños y los has hecho mensajeros del amor de Jesús para la humanidad.
Acoge las alegrías, los dolores, las esperanzas de los niños del mundo: Abre sus corazones a los sentimientos de amor, de paz, de fraternidad.
Acompaña la vida de los pequeños, de los débiles, de los marginados con tu ternura de Madre.
Conduce a todos los niños del mundo sobre los senderos de la esperanza donde brilla la luz del Evangelio.
Amén

Santa Martina

La historia de esta joven santa comienza en sentido inverso, 1400 años después de su martirio; cuando en 1634 el activísimo Urbano VIII, empeñado en lo espiritual en la contrareforma católica, y en lo material en la restauración de famosas iglesias romanas, descubrió las reliquias de la mártir, les propuso a los romanos la devoción a Santa Martina y fijó la celebración para el 30 de enero. El mismo compuso el elogio con el himno: “Martinae celebri plaudite nomini, Cives Romulei, plandite gloriae”, que era una invitación a honrar a la santa en la vida inmaculada, en la caridad ejemplar y en el valiente testimonio que demostró a Cristo con su martirio.

Según la leyenda, Santa Martina era una diaconisa, hija de un noble romano. Debido a su abierta profesión de fe, la arrestaron y la llevaron al tribunal del emperador Alejandro Severo donde fue torturada. Cuenta que cuando Martina fue llevada ante la estatua de Apolo, la convirtió en pedazos y ocasionó un terremoto que destruyó el temple y mató a los sacerdotes del dios. El prodigio se repitió con la estatua y el templo de Artemidas. Todo esto hubiera debido hacer pensar a sus perseguidores; pero no, se obstinaron más y sometieron a la jovencita a crueles tormentos, de los que salió siempre ilesa. Entonces resolvieron cortarle la cabeza con una espada.

Mc 5, 1-20

Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro. Él habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras. Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: "¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!". Porque Jesús le había dicho: "¡Sal de este hombre, espíritu impuro!". Después le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?". Él respondió: "Mi nombre es Legión, porque somos muchos". Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región. Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros suplicaron a Jesús: "Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos". Él se lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara ?unos dos mil animales? se precipitó al mar y se ahogó. Los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La gente fue a ver qué había sucedido. Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su sano juicio, al que había estado poseído por aquella Legión, y se llenaron de temor. Los testigos del hecho les contaron lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos. Entonces empezaron a pedir a Jesús que se alejara de su territorio. En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti". El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.

Di PADRE

Di PADRE, si cada día te portas como hijo y tratas a los demás como hermanos.
Di NUESTRO, si no te aíslas con tu egoísmo.
Di QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, cuando seas espiritual y no pienses sólo en lo material.
Di SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, si amas a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas.
Di VENGA A NOSOTROS TU REINO, si de verdad Dios es tu rey y trabajas para que Él reine en todas partes.
Di HÁGASE TU VOLUNTAD, si la aceptas y no quieres que sólo se haga la tuya.
Di DANOS HOY NUESTRO PAN, si sabes compartir con los pobres y con los que sufren.
Di PERDONA NUESTRAS OFENSAS, si quieres cambiar y perdonar de corazón.
Di NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, si de verdad estás decidido a alejarte del mal.
Di LÍBRANOS DEL MAL, si tu compromiso es por el bien.
Y di AMÉN si tomas en serio las palabras de esta oración.




Formatea tu vida


Madre, gracias por ser Estrella, ser Luz, y Guía, en la noche del pesebre, en la noche del silencio y de la oscuridad.
Señora de la Misericordia ayúdame a peregrinar hacia la Cruz, protege mis pasos y serena mi esperanza.
Madre de los que nada tienen, cuídame en la soledad, ensancha mi pecho esquivo y ruega al Espíritu Santo me haga perseverante con su gracia.
Señora del Amor, ternura de los pobres, que minado en la soledad se fortalezca mi espíritu con el milagro de la fe.
Madre sabemos que el amor es entregar la vida para servir a los demás, entonces gracias por enseñarme a tu Hijo el Servidor y Redentor de los hombres.
Señora de la Caridad, otórgale a nuestro Pueblo el pan y la salud, la justicia, el trabajo y la paz.
Líbranos del egoísmo orgulloso que divide a las familias y destierra a los hijos más cansados.
Madre, tu mirada penetra mis huesos y me desnuda el alma, ayúdame a discernir con rectitud de intención la voluntad de Dios Padre y poder decirle con humildad: " Señor, soy todo tuyo.
Te serviré donde quieras, estoy dispuesto a todo, dame valor y alegría". Virgen Maria, hoy toma mis intenciones... las abandono en tus brazos, gracias por el fruto Bendito de tu vientre y tus caricias de Virgen Madre.
Amén.

San Sulpicio, obispo

Poco se sabe de la primera parte de la vida de este disciplinado clérigo, nacido probablemente en 511, en Agen, en la actual Francia.
Una tradición cuenta que Sulpicio contrajo matrimonio y estuvo casado muchos años, sin embargo siempre abrigó la inquietud de dedicar su vida al servicio de Dios.
A la edad de 35 años se decidió a comunicar a su esposa su decisión definitiva, y a partir de ahí pasa su vida rezando, en penitencias, escribiendo y estudiando a San Paulino de Nola, a San Jerónimo y a muchos autores de la Iglesia.
En 584 es nombrado Obispo de Tours, y de ahí traslada su sede a Bourges, en Aquitania (Francia). Convocó a un concilio provincial en Auvernia. También participó en el Concilio de Macon de 585.
Murió en santa paz, posiblemente a la edad de 80 años.

Mc 1, 21-28

Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga de ellos un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar; " ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El espíritu impuro lo sacudió violentamente, y dando un alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y éstos le obedecen!". Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Querido Dios:
Estoy lleno de anhelos,
llenos de deseos,
lleno de expectativas.

Algunos se realizarán; muchos no, pero en
medio de todas mis satisfaciones y decepciones,
confío en ti.

Sé que nunca me dejarás solo
y que cumplirás tus promesas divinas.
Aún cuando parezca que las cosas
no siguen mi camino,
sé que siguen el tuyo
y que, finalmente,
tu camino es el mejor para mí.

¡Oh, Señor! Refuerza mi esperanza,
en particular cuando mis numerosos deseos no se cumplen.
Nunca dejes que olvide que tu nombre es Amor.
Amén.


(Henri Nouwen )


No son las circunstancias las que importan, es Dios en esas circunstancias. No son las palabras, es Dios que las dice. No es el barro el que sanó los ojos del ciego, fue el dedo de Dios en el barro. La cuna y la cruz eran tan comunes como el pasto, lo que las santifica es Aquel que las usó.

Si Dios te dio un hoy, es porque te ama y sabe que puedes hacer todo mejor que ayer.
Gracias a ti, María, buscadora de Dios en los pobres.
Gracias, María, por enseñarnos que las pequeñas cosas son lugar de encuentro.
Gracias, María, por presentarnos a Dios como hogar donde se crea la familia.
Gracias, María, por tu relato de salvación compartido con Isabel.
Gracias, María, por estar llena de gracia y de vida, y seguir siendo humilde.
Gracias, María, por emprender caminos de comunión.
Gracias, María, por hacerlo todo llevando a Jesús en el corazón.
Gracias, María, por tu apertura confiada al Espíritu Santo.

Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia

Nació en 1225 cerca de Aquino, Nápoles.  El hijo menor de 12 hijos del Conde Landulf de Aquino.  Sus primeros estudios fueron con los benedictinos en Montecassino, cerca del castillo de sus padres.
Continúa por cinco años en la Universidad de Nápoles.  Allí supera a todos sus compañeros y se demuestra su portentosa inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos (comunidad recién fundada) y entra con ellos pero su familia se opone. Trata de huir hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos, lo apresan en el castillo de Rocaseca por dos años.  Aprovecha el tiempo en la cárcel estudiando la Biblia y la teología.
Los hermanos, al ver que no logran convencerle contra su vocación, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás la confronta con un tizón encendido y la amenaza con quemarle el rostro si se atreve a acercársele.  La mujer huyó espantada.
Recibió el doctorado de teología en la Universidad de París  y a los 27 años es maestro en París (1252-1260).
En 1259 el Papa lo llama a Italia donde por siete años recorre el país predicando y enseñando. Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia.
En una ocasión, en la Universidad se traba una discusión acerca de la Eucaristía. Al no lograr ponerse de acuerdo, ambos bandos aceptan recurrir a Tomás para que diga la última palabra. Lo que él dice es aceptado por todos.
En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra maestra de 14 tomos. Fundamentándose en la Sagrada Escritura, la filosofía, la teología y la doctrina de los santos, explica todas las enseñanzas católicas. La importancia de esta obra es enorme. El Concilio de Trento contaba con tres libros de consulta principal: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.
Santo Tomás logró introducir la filosofía de Aristóteles en las universidades.
Según el santo, el aprendió más arrodillándose delante del crucifijo que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio.  Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con gran respeto y total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente. Su lema en el trato era: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros".
Habiendo escrito Tomás bellos tratados acerca de Jesús Eucarístico, Jesús le dijo en visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?".  Respondió Tomás: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más".
Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María". Compuso un tratado acerca del Ave María.
El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero enfermó cerca de Roma y lo recibieron en el monasterio cisterciense de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".  Allí murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años. Sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero, fecha en la que se celebra su fiesta.
Fue canonizado en 1323, declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y patrón de las universidades católicas y centros de estudio en 1880.

 "Oh Dios misericordioso: envíame la Sabiduría que asiste junto a Ti. Mira que soy un ser débil, demasiado pequeño para lograr conocer qué es lo que más te agrada a Ti. Sin la sabiduría que procede de Ti, no seré estimado en nada. Contigo está la sabiduría que te asistió cuando creabas el mundo, la sabiduría que nos enseña qué es lo más grato a tus ojos y lo que más nos conviene hacer. Envíame tu sabiduría desde el cielo para que me asista en mis trabajos y me ilumine qué es lo que más te agrada en cada momento. Que ella me guíe prudentemente en todas mis obras" (Sab. 9, 1-11)


Mc 4, 35-41

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popas durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
Gracias SEÑOR porque Tú nos das una salida para la tentación y una solución para cada problema.

La conversión del cristiano es más que arrepentirse de los pecados. Significa dejar todo atrás y apostar la vida por el sueño de un mundo transformado, consagrado y redimido en Cristo.

Oración de agradecimiento por los amigos

Te doy gracias,
Padre Bueno, Dios de la Vida,
por los amigos que me regalas
en el camino de la vida.

Mis amigos me alientan, Señor.
Saben encontrar lo mejor de mí mismo.
Me aceptan como soy
y se alegran con lo bueno que tengo.
Me ayudan a caminar con nuevas fuerzas
y me estimulan a buscar nuevas metas.
Ellos me acompañan, me aconsejan,
siempre están atentos
dispuestos a ayudarme
y a escuchar mis palabras.
Me recuerdan tu Presencia,
Padre Bueno, Dios de la Vida.
Tu presencia compañera,
peregrina a mi lado,
siempre a la espera.
En el crisol de la fidelidad.

Con mis amigos, Señor,
comparto mis sueños, mis esperanzas,
mis locas utopías de un mundo nuevo.
Con ellos intentamos aportar nuestro granito de arena
para que los sueños se vuelvan realidad,
y las utopías se acerquen en la historia
y en la vida cotidiana.
Me recuerdan tu Presencia,
Padre Bueno, Dios de la Vida.
Tu presencia que señala el horizonte,
que enseña a mirar más allá,
que ayuda a pensar en los otros,
que muestra el camino del compromiso.
Buscando la utopía del Reino.
En el crisol de la Esperanza compartida.

Mis amigos me quieren, Señor,
me acercan su sonrisa para alegrar mis días.
Comparten mis silencios, escuchan mis palabras.
Están conmigo en los buenos y en los malos días.
Me regalan su ternura, comparten su cariño,
me ofrecen sus brazos abiertos
para el abrazo del encuentro.
Me recuerdan tu Presencia,
Padre Bueno, Dios de la Vida.
Tu presencia siempre generosa,
gratuita, fresca, llena de ternura maternal.
En el crisol del amor hecho gesto y palabra.

Mis amigos me corrigen, Señor,
me ayudan a mejorar,
me muestran mis lados oscuros,
me enseñan a cambiar.
Porque me quieren me comentan mis errores,
me levantan de mis caídas,
me ayudan a superar conflictos y dificultades.
Con ellos cuento siemprey por eso te doy gracias.
Me recuerdan tu Presencia,
Padre Bueno, Dios de la Vida.
Tu presenciallena de luz para mi vida,
que me revela mi propia identidad,
que me muestra nuevas posibilidades
y caminos por recorrer.
Luz que me ayuda a discernir,
a conocer mis flaquezas, y a buscar mejorar.
En el crisol de la confianza y la corrección fraterna.

Te doy gracias, Señor,por mis amigos.

En el crisol de la vida compartida,
Padre Bueno, Dios de la Vida,
sus manos abiertas, cercanas, compañeras,
me transmiten tu Presencia
hecha encuentro y comunión.

Por mis amigos y amigas
¡gracias a la vida,gracias a Dios!

(Marcelo A. Murúa)


Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto

El 1º de noviembre de 2005, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció, en su 42ª sesión plenaria y con el consenso de todos sus miembros, que el 27 de enero de cada año se recuerde el "Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto". La fecha coincide con la llegada, en 1945, del Ejército Rojo soviético al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, poco después de que éste fuera abandonado por los nazis.

El padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y director general del Centro Televisivo Vaticano, lo recordó en su editorial semanal “Octava Dies”


"Hace sesenta y siete años, el 27 de enero de 1945, terminaba la infamia de Auschwitz. El día de la Memoria fue instituido en esta fecha, ligada al lugar simbólicamente más terrible de la tragedia descomunal del Holocausto. No podemos y no debemos olvidar. Si hubo hombres capaces de llegar a tanta absurda atrocidad, nadie nos asegura que no podremos en el futuro llegar otra vez, y la Memoria dolorosa se convierte en una admonición para el hoy y para todo tiempo.

¡Atención! Sesenta y siete años no son pocos. La generación de los testigos en primera persona, de quien ha vivido los tiempos y los horrores del Holocausto está disminuyendo rápidamente. Es necesario compartir las preocupaciones de quien comienza a temer el riesgo del olvido, peor aún el de la negación, alimentado no sólo por la ignorancia, sino –y es terrible–, a veces también por el odio por motivos políticos, étnicos o religiosos.

En cambio la Memoria del Holocausto es un punto de comparación crucial en la historia de la humanidad, para comprender lo que está en juego cuando se habla de la dignidad irrenunciable de toda persona humana, de la universalidad de los derechos humanos y del empeño por su defensa.

Para los creyentes es también un “lugar teológico” inevitable. Es el lugar de la pregunta más radical sobre Dios y sobre el mal. Es el lugar de la seriedad última de nuestro estar frente a Dios, de las preguntas que le dirigimos desde lo profundo, del silencio frente al misterio. Para el cristiano, lugar de la mirada a la Cruz en la esperanza de que la angustia dé lugar a la vida.

El Papa polaco y el Papa alemán, en Auschwitz y en el Yad Vashem, han hecho Memoria. También nosotros seguiremos haciéndola en este día, en solidaridad ante todo con el pueblo de Israel y con todas las víctimas del absurdo odio homicida, negador de su dignidad, independientemente del pueblo y la lengua a la que hayan pertenecido o pertenezcan."


(Fuente: News.va)
SEÑOR, ayúdame a recordar que nada sucederá hoy, que tú y yo no podamos enfrentar.

Escucha nuestros rezos, Santa Virgen, y acuérdate de nosotros. Extiende sobre nosotros los dones de tus riquezas, esta abundancia de gracias de las que eres toda llena. El Arcángel te saluda y te llama plena de gracias, todas las naciones te declaran bienaventurada, todas las jerarquías celestiales te bendicen y nosotros, de la jerarquía terrestre, te decimos también: Salve, llena de gracias, el Señor es contigo, ruega por nosotros, Madre de Dios, nuestra Señora y nuestra Reina.

(San Atanasio de Alejandría)
 
A tí me acojo, Señor, al comenzar el día, protégeme.
En tí pongo mi confianza como un niño en su madre, ayúdame.
A tí abro mis proyectos y los planes de este día, acompáñame
A tí ofrezco lo que soy y lo que tengo, acógelo.
A tí que eres Dios de la vida, te pido fuerza, anímame.
Mi corazón te ama y, lleno de gozo exulta en tí.
Bendíceme , Señor, guíame por el camino justo;
como un gran escudo defiéndeme, sé mi fortaleza.
Que tus alas, Señor, me cobijen y guarden
mientras yo voy viviendo el día de hoy.

Santa Angela de Mérici

Es la fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su nombre significa "Mensaje de Dios".
Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas.
Quedó huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud en la Providencia Divina que a nadie abandona.
Su infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente pero esto la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.
Se hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de primaria, llega a ser Consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo, que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada ocasión.
Viendo que las niñas no tenían quién las educara y las librara de peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Ursula, la santa mártir del siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas "Las once mil vírgenes, que murieron por defender su religión y su castidad).
Lo que más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.
En Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se vino a vivir en casa de Angela y con ellas fundó la Comunidad. En una visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: "Estas son tus religiosas educadoras".
La gente consideraba a Santa Ursula como una gran líder o guía de mujeres. Por eso Angela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.
La Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después murió su fundadora, Santa Angela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada en 1807.
La Compañía se encuentra presente hoy en numerosos lugares del mundo, dedicada a la educación.

Mc 4, 26-34

Jesús decía a sus discípulos: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha". También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra". Y con muchas parábolas como éstas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Nadie puede amar si antes no ha sido amado, y Jesús nos amo antes a nosotros y nos amó hasta el extremo...

Cuida a las personas que quieres

¡Qué refrán tan sabio el que tantas veces nuestros padres nos repitieron!: "Cuida y valora lo que tienes, pues sólo sabrás lo que has tenido, el día que lo pierdas".

Vivimos en medio de un frenetismo espantoso, no tenemos tiempo para convivir. Si no es el gimnasio, es la clase de tenis, si no es el tenis, es la clase de inglés, el tiempo y las horas que paso frente al televisor. Que tengo que ir a la clase de computación, me dirá uno; que me esperan mis amigos para ir al antro, otro dirá emocionado. Así nos pasamos horas, días y meses en miles de actividades y dejamos de lado la posibilidad de convivir con nuestros seres queridos.

Nuestra relación, gracias al activismo desenfrenado, se va opacando, se va secando, y llegará un momento, Dios no lo quiera, en que no habrá vuelta de hoja.

Había una joven muy rica que tenía de todo, un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo que le daba muchísimo bien, una familia unida. Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba descuidada en algún área.

Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido... Y así, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después. Hasta que un día su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo; una flor carísima y rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo: "Hija, esta flor te va a ayudar mucho, ¡más de lo que imaginas! tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores". La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual.

Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo; y su vida que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa, miraba la flor y las flores todavía estaban allá, no mostraban señal de flaqueza o muerte, apenas estaban allá, lindas y perfumadas. Entonces ella pasaba de largo. Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió.

Ella llegó a casa y se llevó un susto, la flor estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La joven lloró mucho y contó a su padre lo que había ocurrido. Su padre entonces respondió: "Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor, porque no existe otra flor igual a esa, ella era única,... al igual que tus hijos, tu marido y tu familia".

Todas son bendiciones que el Señor te dio, pero tú tienes que aprender a regarlas, podarlas y darles atención, pues al igual que la flor, los sentimientos también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla.

Hoy es el día en que hagamos nuestra listita de prioridades y pongamos en ella, sí ¿por qué no? a todas aquellas personas que he dejado de visitar, acompañar y compartir en este presente que me acompaña.

¿Hace cuánto tiempo que no ves a tu mamá o a tu abuelita, has platicado con ellas, les has llevado un pequeño presente? ¿Y tus padrinos de bautismo o primera comunión, ya los saludaste para el día de su cumpleaños? ¿Qué decir de aquel compadre que hasta la pista le perdiste? Pero para qué ir tan lejos, entra a tu casa y ve a tus hijos, sobrinos, primos y hermanos, ¿no será que otros quehaceres, pasatiempos u obligaciones ocupan tus días y tus horas?

Hoy haz un corte de caja y retoma esta relación, verás que la vida tendrá un nuevo brillo, no sólo para tí.

(P. Dennis Doren L.C.)


Las personas a quienes naturalmente nos sentimos poco inclinados, aquellas a las que menos toleramos, han de ser con mayor frecuencia objeto de nuestra dulzura y caridad. Con ellas deberíamos tener la mirada más compasiva, pero cómo nos cuesta Señor!!!

Madre, vengo del tumulto de la vida.

Madre, vengo del tumulto de la vida.
El cansancio me invade todo mi ser.
Es tan difícil aceptar con paz todo
lo que sucede alrededor de uno durante
una jornada de trabajo y lucha... Las
cosas en las que habíamos depositado
tanta ilusión, decepcionan...
Las personas a las que queremos entregar
bondad, nos rechazan, Y aquellas otras
a las que acudimos en una necesidad,
intentan sacar provecho.

Por eso vengo a Tí, Oh Madre, porque
dentro de mí camina un niño inseguro,
pero junto a tí me siento fuerte y
confiado. Solo el pensar que tengo una
madre como tú, me dá ánimo. me siento
apoyado en tu brazo y guiado por tu mano.
De esta manera, puedo con tranquilidad,
retomar el camino.

Renuévame por completo para que consiga
ver lo hermoso de la vida. Levántame para
que pueda caminar sin miedo, dame tu mano
para que acierte siempre con mi camino.
Dame tu bendición, para que mi presencia
sea, en medio del mundo, un signo de tu
bendición.
Amen.


Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver,

Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver,
Señor, dame un corazón de pobre para que viva hoy tu reino,
Señor, dame un corazón misericordioso, para que derrame misericordia,
Señor, dame un corazón lleno de paz, para que sea hijo tuyo,
Señor, dame un corazón que tenga hambre y sed de justicia
para que sea saciado y haga tu voluntad;
Señor, dame un corazón manso para que posea la tierra,
Que mi corazón se alegre y se regocije hoy,
porque todo lo espero de Tí Dios mío.

Santos Timoteo y Tito

San Pablo  nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.
Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.
Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.
Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica.
Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.
A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.
El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.
Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.

Lc 10, 1-9

El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados, que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!". Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'".
Llevamos a Jesús con nosotros y aquellos que no creen en Él lo notan. Ellos toman decisiones acerca de Cristo cuando nos ven. Cuando somos amables, ellos asumen que Cristo es amable. Cuando somos misericordiosos, ellos asumen que Cristo es misericordioso. Pero si somos descarados, que pensarán de nuestro Rey? Cuando somos deshonestos, que creerán de nuestro Señor? Honremos a Jesús con nuestra conducta.
Nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo con Dios.

"Silencio y Palabra: camino de evangelización"

El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena. En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. Del silencio, por tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo desvela la medida y la naturaleza de las relaciones. Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de “ecosistema” que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos.

Hay que considerar con interés los diversos sitios, aplicaciones y redes sociales que pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, pero también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de Dios. En la esencialidad de breves mensajes, a menudo no más extensos que un versículo bíblico, se pueden formular pensamientos profundos, si cada uno no descuida el cultivo de su propia interioridad. No sorprende que en las distintas tradiciones religiosas, la soledad y el silencio sean espacios privilegiados para ayudar a las personas a reencontrarse consigo mismas y con la Verdad que da sentido a todas las cosas. El Dios de la revelación bíblica habla también sin palabras: “Como pone de manifiesto la cruz de Cristo, Dios habla por medio de su silencio. El silencio de Dios, la experiencia de la lejanía del Omnipotente y Padre, es una etapa decisiva en el camino terreno del Hijo de Dios, Palabra encarnada… El silencio de Dios prolonga sus palabras precedentes. En esos momentos de oscuridad, habla en el misterio de su silencio”. En el silencio de la cruz habla la elocuencia del amor de Dios vivido hasta el don supremo. Después de la muerte de Cristo, la tierra permanece en silencio y en el Sábado Santo, cuando “el Rey está durmiendo y el Dios hecho hombre despierta a los que dormían desde hace siglos”, resuena la voz de Dios colmada de amor por la humanidad.

Si Dios habla al hombre también en el silencio, el hombre igualmente descubre en el silencio la posibilidad de hablar con Dios y de Dios. “Necesitamos el silencio que se transforma en contemplación, que nos hace entrar en el silencio de Dios y así nos permite llegar al punto donde nace la Palabra, la Palabra redentora”. Al hablar de la grandeza de Dios, nuestro lenguaje resulta siempre inadecuado y así se abre el espacio para la contemplación silenciosa. De esta contemplación nace con toda su fuerza interior la urgencia de la misión, la necesidad imperiosa de “comunicar aquello que hemos visto y oído”, para que todos estemos en comunión con Dios (cf. 1 Jn 1,3). La contemplación silenciosa nos sumerge en la fuente del Amor, que nos conduce hacia nuestro prójimo, para sentir su dolor y ofrecer la luz de Cristo, su Mensaje de vida, su don de amor total que salva.

(Fragmento del mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 de enero 2012)


Hoy quiero estar atento para reconocerte entre la multitud, quiero tener ojos que sepan mirar, sentirte en el sol, en la música, en lo que forme parte de mi día....hazte presente Señor.

María, en mi corazón hay siempre sitio para ti. Mi barca es frágil y puede naufragar ante las olas impetuosas de este mundo. Mas sé que, estando siempre a tu lado, me ayudas a evitar los peligros.
Tú vas siempre en mi barca, eres la capitana, me guías a buenos puertos en los que luce el faro de la esperanza, la luz de tu Hijo amado, al que me dirijo en todas mis acciones. Perdona si alguna vez quiero ir a mi aire y se me olvida contar contigo. 


Dios todopoderoso que gobiernas todas las cosas, enséñanos a contemplar el misterio de tu gloria. Haz que aceptemos tus dones con humildad y respetemos la dignidad de cada persona. Que tu Espíritu Santo nos fortalezca ante los combates espirituales que nos esperan, para que unidos en Cristo podamos reinar con Él en la gloria. Te lo pedimos por Él, que se humilló y ha sido exaltado, y que vive contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
  
(Oración del 8º día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos)

La Conversión de San Pablo

La conversión de San Pablo es uno de los mayores acontecimientos del siglo apostólico. Así lo proclama la Iglesia al dedicar un día del ciclo litúrgico a la conmemoración de tan singular efemérides. "Era, se ha escrito, la muerte repentina, trágica, del judío, y el nacimiento esplendoroso, fulgurante, del cristiano y del apóstol". San Jerónimo lo comentaba así: "El mundo no verá jamás otro hombre de la talla de San Pablo".
Saulo, nacido en Tarso, hebreo, fariseo rigorista, bien formado a los pies de Gamaliel, muy apasionado, ya había tomado parte en la lapidación del diácono Esteban, guardando los vestidos de los verdugos "para tirar piedras con las manos de todos", como interpreta agudamente San Agustín.
De espíritu violento, se adiestraba como buen cazador para cazar su presa. Con ardor indomable perseguía a los discípulos de Jesús. Pero Saulo cree perseguir, y es él el perseguido. Thompson, en El mastín del cielo, nos presenta a Dios como infatigable cazador de almas. Y cazará a Saulo.
"Cuando Jesús se evade del grupo de sus discípulos, dice Mauriac, sube al cielo y se disuelve en la luz, no se trata de una partida definitiva. Ya se ha emboscado en el recodo del camino que va de Jerusalén a Damasco, y acecha a Saulo, su perseguidor bienamado. A partir de entonces, en el destino de todo hombre existirá ese mismo Dios al acecho".
Mientras Saulo iba a Damasco en persecución de los discípulos de Jesús, una voz le envolvió, cayó en tierra y oyó la voz de Jesús: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?
Saulo preguntó: ¿Quién eres tú, Señor?
Jesús le respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues.
¿Y qué debo hacer, Señor?
Pocas veces un diálogo tan breve ha transformado tanto la vida de una persona. Cuando Saulo se levantó estaba ciego, pero en su alma brillaba ya la luz de Cristo. "El vaso de ignominia se había convertido en vaso de elección", el perseguidor en apóstol, el Apóstol por antonomasia.
Desde ahora "el camino de Damasco, la caída del caballo", quedarán como símbolo de toda conversión. Quizá nunca un suceso humano tuvo resultados tan fulgurantes. Quedaba el hombre con sus arrebatos, impetuoso y rápido, pero sus ideales estaban en el polo opuesto al de antes de su conversión. San Pablo será ahora como un fariseo al revés. Antes, sólo la Ley. En adelante únicamente Cristo será el centro de su vida.
La caída del caballo representa para Pablo un auténtico punto sin retorno. "Todo lo que para mí era ganancia, lo tengo por pérdida comparado con Cristo. Todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo. Sólo una cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás y lanzándome a lo que está delante, corro hacia la meta, hacia el galardón de Dios, en Cristo Jesús". Pablo es llamado "el Primero después del único".
La vocación de Pablo es un caso singular. Es un llamamiento personal de Cristo. Pero no quita valor al seguimiento de Pablo. En el Evangelio hay otros llamamientos personales del Señor, como el del joven rico y el de Judas Iscariote, que no le siguieron o no perseveraron. "Dios es un gran cazador y quiere tener por presa a los más fuertes" (Holzner). Pablo se rindió: "He sido cazado por Cristo Jesús". Pero pudo haberse rebelado.
Normalmente los llamamientos del Señor son mucho más sencillos, menos espectaculares. No suelen llegar en medio del huracán y la tormenta, sino sostenidos por la suave brisa, por el aura tenue de los acontecimientos ordinarios de la vida. Todos tenemos nuestro camino de Damasco. A cada uno nos acecha el Señor en el recodo más inesperado del camino.

Mc 16, 15-18

Jesús se apareció a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán demonios en mi nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
Pon toda tu esperanza y confianza en Dios. Apóyate en Él y deja que sea Él quien dirija tus pasos.

"No te detengan los juicios humanos; descarga tu conciencia y no temas sino a Dios."
San Francisco de Sales

Paciencia


En las manos de Jesús
lo poco se multiplica,
lo pequeño se engrandece,
lo insignificante se vuelve valioso,
lo insuficiente se vuelve abundante,
los escasos recursos son completados,
lo común se convierte en milagro...
Felices son aquellos que ponen todos sus asuntos en las manos de Dios, porque ellos confían en las promesas de Su Palabra

Tu semblante, Virgen María

Tu semblante, Virgen María,
aún siendo pobre refleja riqueza
Tu rostro, Virgen y Madre,
es libro abierto de gozo y de dolor
Tu semblante, Virgen María,
es compendio de esperanza y de optimismo
Tu rostro, Virgen y Madre,
es dulce por estar tocado por la mano de Dios
Tu Semblante, Virgen María,
ahonda en las raíces profundas de tu corazón
Tu rostro, Santa María,
es surtidor que salta desde lo más hondo de tus entrañas
Tu semblante, Madre nuestra,
es llamada a reservar un espacio para Dios
Tu rostro, Virgen y Madre,
es pantalla de lo que vive tu corazón
Tu semblante, Madre del pueblo,
es fidelidad de tu relación con el Padre
Tu rostro, Santa María,
nos lleva a mirarnos menos a nosotros
y más al Creador.
Sí; Santa María.
No dejes de mirarnos, ni mucho menos de guiarnos,
con la delicadeza y profundidad de tu santo rostro.
Amén.


Padre de todos: Tú nos has llamado a ser un solo rebaño en tu Hijo, Jesucristo. Él es el Buen Pastor que nos invita a descansar en verdes pastos, nos lleva a aguas tranquilas y restaura nuestras almas. Haz que siguiéndole podamos ser signo para otros, para que todos vean en nosotros el amor de un solo verdadero pastor, nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
(Oración del 7º día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos)

San Francisco de Sales

Nació en el castillo de Sales, en Saboya, Francia, en 1567.
Desde niño se hizo muy devoto de San Francisco de Asís, y con los niños de su edad hablaba de religión. Más tarde fue a estudiar teología a la Universidad de París. Obtuvo el doctorado en leyes en Padua, y a su regreso se ordenó como sacerdote, a pesar de que su padre se oponía.
Durante toda su vida, pero especialmente en la juventud, luchó contra un poderoso enemigo interno: la ira. Sólo gracias a Dios y a la perseverancia del propio Francisco, consiguió dominar e imponerse a este defecto del carácter.
Se cuenta que en una ocasión se presentó un calvinista en su monasterio. Le acometió tal ataque de ira, que tomó un palo, y en vez de batir a golpes al protestante se encerró en el corral y arremetió a palos contra las despavoridas gallinas, que salieron corriendo de ahí. Luego cayó en cuenta de lo que había hecho, y decidió que dejaría de ser iracundo.
Más adelante se le encomendó la peligrosa labor de evangelizar la provincia de Chablais, que padecía ataques continuos de los protestantes y había caído bajo la influencia del calvinismo. Francisco cumple con creces su misión, estableciendo nuevamente el catolicismo en esa región.
En 1602 fue nombrado Obispo de Ginebra. Poco después conoció a Santa Juana Francisca de Chantal, y el resultado del encuentro entre ambos santos fue la Congregación de la Visitación, que ellos establecieron.
Luego de muchas obras piadosas y de sufrir una dolorosa enfermedad, San Francisco de Sales falleció en el invierno de 1622. Diez años más tarde, cuando su sepultura fue abierta, hubo sorpresa general al encontrar su cadáver incorrupto despidiendo un aroma a rosas.

"En esta vida la paciencia ha de ser el pan de cada día; pero la necesitamos en particular para nosotros, porque nadie se nos hace tan pesado como nosotros mismos."

Mc 3, 31-35

Llegaron la madre y los hermanos de Jesús y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La multitud estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: "Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera". Él les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?". Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Cuando oramos, hablamos con Dios, pero cuando leemos su palabra es Dios quien habla con nosotros. (San Agustín)

¡ Oh Cristo !
para poder servirte mejor
dame un noble corazón.
Un corazón fuerte
para aspirar por los altos ideales
y no por opciones mediocres.
Un corazón generoso en el trabajo,
viendo en él no una imposición
sino una misión que me confías.
Un corazón grande en el sufrimiento,
siendo valiente ante mi propia cruz
y sensible para la cruz de los demás.
Un corazón grande para con los hombres,
leal y atento para con todos
pero especialmente servicial y dedicado
a los pequeños y humildes.
Un corazón nunca centrado sobre mí,
siempre apoyado en tí,
feliz de servirte y servir a mis hermanos,
¡ Oh, mi Señor !
todos los días de mi vida.

Pon a DISPOSICION de Dios todo lo que ERES y todo lo que TIENES...Ten por seguro que saldrás ganando...

Para que mi fe, sea más fuerte que mis pensamientos
Para que mis dudas, no se impongan a la fe
Para que mi fuerza, no se resista a la invitación de Dios
DAME, TUS SENTIMIENTOS, MARIA


Para que no me conforme con los mínimos
Para que no me embargue el pesimismo
Para que, lejos de decir "no" siempre diga "sí"
DAME, TUS SENTIMIENTOS, MARIA
 

Para que, la alegría, me anime en el seguimiento a Jesús
Para que, la esperanza, me ayude a seguir hacia adelante
Para que, la gratitud, sea consecuencia de dejarme lleva
r por Dios
DAME, TUS SENTIMIENTOS, MARIA





Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, por tu resurrección triunfaste sobre la muerte y te has convertido en el Señor de la vida. Sin mérito nuestro, Tú nos has elegido para ser tus amigos. Haz que el Espíritu Santo nos una a ti y unos con otros en la amistad, para que te sirvamos fielmente en este mundo y seamos testigos de tu amor fiel. Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, por siglos de los siglos. Amén.
  
(Oración del 6º día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos)

San Ildefonso

Nació en Toledo , en 606.
De niño fue confiado a su tío San Eugenio III, arzobispo de Toledo. Más adelante continúa sus estudios con San Isidoro de Sevilla en esa ciudad, siendo un alumno muy aventajado en filosofía y humanidades.
A su regreso sintió el impulso de retirarse al monasterio de Agalia a un encierro. Su padre se opuso terminantemente e invadió la abadía, obligando a Ildefonso a salir huyendo. Finalmente su madre intercedió, y él pudo dedicarse tranquilamente al estudio y a la oración.
Fue un importante abogado del culto mariano. Se dice que la propia Virgen María se le apareció para agradecerle su labor, y que le obsequió una túnica en calidad de símbolo.
A la muerte de San Eugenio en 659, San Ildefonso fue nombrado Arzobispo de Toledo con aclamación popular. Murió en 669. Sus restos se conservan en la catedral de Zamora.

Mc 3, 22-30

Los escribas que habían venido de Jerusalén decían acerca de Jesús: "Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los demonios". Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: "¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás? Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa. Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre". Jesús dijo esto porque ellos decían: "Está poseído por un espíritu impuro".
Muchas veces hay que saber renunciar a nosotros para encontrar a Dios. Renunciar a nuestro orgullo, a nuestros placeres mundanos, a nuestro lado oscuro. “Benditos sean los pobres porque de ellos es el Reino de los Cielos” dijo el Señor. Pero no sólo nos habla de cosas materiales, más bien, hay que ser pobres de egoísmo, de ambición, de vanidad.

Cuando la vida te tira de rodillas, esa es una buena oportunidad para orar y pedirle a Jesús que te ponga de pie.

Amor en una latita de leche

Dos hermanitos, sucios y harapientos, provenientes del arrabal, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las casas de la calle que rodea la colina.
Estaban hambrientos. “Váyanse a trabajar y no molesten”, se oía detrás de una puerta. “Aquí no hay nada, ¡pordioseros!”, decía otro. Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños.
Por fin, una señora muy atenta les dijo: “Voy a ver si tengo algo para ustedes… ¡pobrecitos!”, y volvió con una latita de leche.
¡Que fiesta! Ambos se sentaron en la acera, y el más pequeño le dijo al de diez años: “tú eres el mayor, así que toma primero”. Y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose.
Yo contemplaba la escena como un tonto. ¡Si vieran al mayor mirando de reojo al pequeñito! Se llevaba la lata a la boca y, haciendo de cuenta que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no le entrara ni una sola gota de leche en la boca. Después, extendiéndole la lata, le decía a su hermanito: “Ahora es tu turno… ¡sólo un poquito!”
Y el hermanito, dando un trago exclamaba: “¡Está sabrosa!”… “Ahora yo”, le decía el mayor, y de nuevo, llevándose la latita a la boca, fingía que bebía, pero no tomaba nada.
“Ahora tú”… “Ahora yo”… “Ahora tú”… “Ahora yo”… y después de cuatro o cinco tragos, el menorcito, de cabello ondulado, barrigudito, con la camisa afuera, se acababa toda la leche… ¡él solito!
Esos “ahora tú” y “ahora yo” me llenaron los ojos de lágrimas… y entonces, sucedió algo que me pareció extraordinario. El mayor comenzó a cantar y a jugar fútbol con la lata vacía de leche. Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con el corazón rebosante de alegría.
Brincaba con la naturalidad de quien no hace nada extraordinario. O mejor aún, con la naturalidad de quien está habituado a hacer cosas extraordinarias sin darles la mayor importancia. ¡Qué maravilloso sería el mundo si fuéramos un poco más como aquel niño!

Dios está en mi corazón. Dios está en mi mente. Dios está de mi lado. Dios está siempre conmigo.

¡Oh clementísima Virgen María,
Madre de Dios,
Reina del Cielo,
Señora del mundo,
Júbilo de los santos,
Consuelo de los pecadores!
Atiende los gemidos de los arrepentidos;
calma los deseo de los devotos;
socorre las necesidades de los enfermos;
conforta los corazones de los atribulados;
asiste a los agonizantes;
protege contra los ataques de los demonios
a tus siervos que te imploran;
guía a los que te aman
al premio de la eterna bienaventuranza,
en donde con tu amantísimo hijo Jesucristo
reinas felizmente por toda la eternidad.
Amen.

 
Dios de amor y de misericordia, enséñanos la alegría de compartir en tu paz. Llénanos de tu Espíritu Santo para que podamos derribar los muros de hostilidad que nos separan. Que Cristo resucitado, que es nuestra paz, nos ayude a superar toda división y nos una como miembros de su familia. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, que contigo y con el Espíritu Santo recibe todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

(Oración del 4º día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos)

San Vicente

Nació en Huesca, España, en el seno de una familia aristócrata de buenos cristianos. Desde muy niño Vicente fue confiado al obispo de Zaragoza, San Valero, para que lo instruyera. El pupilo mostró ser un alumno despierto, y con especial disposición para predicar el Evangelio.
Ya viejo el obispo, de quien se dice que era algo tartamudo, nombró diácono a Vicente y le delegó sus funciones de predicador. Como detentaba una rica cultura y tenía facilidad para hablar, fue muy apreciado por su oratoria.
Con el edicto del emperador Diocleciano del año 303 para perseguir a los cristianos, llegó a la península Ibérica el prefecto Daciano, un celoso cancerbero que cumplió inmisericorde su labor. Al oír de la fama del diácono Vicente, lo manda encadenar junto con su anciano mentor, y ambos son llevados a pie hasta Valencia.
Cuando lo conducen ante Daciano, Vicente, con su facilidad de palabra, le empieza a hablar de las bondades del cristianismo, desmintiendo la propaganda adversa de que los cristianos eran objeto. Sin embargo su discurso sólo logra desatar la ira del prefecto, quien somete a Vicente a torturas terribles. Pero ni el potro, ni el hierro candente consiguieron que el diácono dejara de argumentar a favor de sus creencias.
Vicente murió, en 304, en una celda oscura donde el piso estaba cubierto de filosos cascajos. Se cuenta que Diocleciano dejó el cadáver para que lo devoraran las fieras del campo, pero un cuervo apareció para defenderlo de los demás animales. Luego lo arrojaron al río en un costal con piedras, pero el cuerpo flotó y la corriente lo arrastró hasta una orilla, donde los cristianos lo recogieron y construyeron una iglesia.
SAN VICENTE nos enseña que el cuerpo puede sufrir a causa de la fe, pero el alma humana es una entidad libre en su albedrío.




Mc 1, 14-20

Después, que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia". Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
Una persona apasionada por llevar el Evangelio a todas las gentes no puede hacer otra cosa que aparecer como un loco delante de los hombres. Pero delante de Dios, es un héroe, pues su principal motivación es el amor. Contemplemos el ejemplo de Cristo e imitémosle en esa locura por hacer el bien a los que nos rodean, por amor a Él y a su Reino

Ayúdame, Señor de mi vida,


Ayúdame, Señor de mi vida,
a que no sea en vano
mi paso por este mundo.

Ayúdame, Señor de mis días,
a que no sea un castigo
para mi prójimo.

Ayúdame, Señor de mis horas,
a que no esté atado
a mi propio yo.

Ayúdame, Señor de mi alma,
a que no esté ausente
allí donde me necesitan.

Amén.